25 de enero de 2014

Un buen pensamiento para empezar y seguir el día


Enviados


  

Mc 16,15-18

“En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien’.”



COMENTARIO

Enviados por Cristo

Jesús envía a los que ha escogido. Sabe que es la única manera de que la Palabra de Dios, que ha venido a recordar y a que se cumpla la Ley del Creador, debe llegar en boca de los hombres.


Creer

Jesús ofrece dos posibilidades a todos aquellos que escuchen que el Reino de Dios ha llegado. Pueden creer y, entonces, convertir su corazón al Padre y llevar una vida acorde con su Ley. Entonces, aquellos que así lo hagan, serán salvados.

No creer

Pero también se puede optar por no creer y seguir con su vida perdida. Entonces, tal persona no será bautizada, lógicamente y, como es de esperar y así lo dice Jesús la condenación eterna caerá sobre su alma. Y lo dice con toda claridad el Hijo de Dios.





JESÚS, propones la Verdad pero no obligas a aceptarla. Sin embargo, sabemos que es muy importante creer en Dios. Ayúdanos a no caer en la trampa del Maligno y a seguirte siempre como Hijo de Dios.






Eleuterio Fernández Guzmán

24 de enero de 2014

Apóstoles




Viernes II del tiempo ordinario


Mc 3,13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.”

COMENTARIO

Jesús había salido, como en alguna ocasión lo dice Él mismo, para traer la Palabra de Dios y para atraer hacía el Padre a todo aquel que se hubiera desviado del camino que lleva a su definitivo Reino.

Para cumplir aquella misión, que no era nada fácil dado el punto al que había llegado, como poco, el pueblo elegido por Dios para hacer lo que tenía que hacer ahora Jesucristo, debía escoger, en principio, a unos creyentes judíos que le ayudasen a llevar el Reino a todo aquel a quien pudieran llegar.

Cuando Jesús ha de escoger a sus primeros discípulos sube al monte. Lo hacer para acercarse a Dios y tener por bueno y mejor para su vida y para la del mundo, aquello que le pudiera transmitir el Padre. Así escoge a los discípulos que serán sus apóstoles, incluso a quien sabía le iba a traicionar.




JESÚS, cuando escoges a tus apóstoles lo haces confiando en ellos. Ayúdanos a hacerte ver que puedes confiar en nosotros.





Eleuterio Fernández Guzmán


23 de enero de 2014

Confiar en Cristo





Jueves II del tiempo ordinario
Mc 3,7-12


En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: 'Tú eres el Hijo de Dios'. Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.


COMENTARIO

Muchos seguían a Jesús. Las necesidades de muchas personas de su tiempo eran de todo tipo. Sin embargo, aquellas relacionadas con enfermedades eras las que más incapacitaban socialmente. Dice el texto evangélico que tan sólo con escuchar lo que hacía, quedaban convencidos. Y allí donde iba, muchas personas iban donde estuviera.

Aquellas personas, los que le seguían, confiaban en Jesús. La confianza era fundamental para que el Hijo de Dios supiese que eran de los que habían cambiado su corazón.

Lo peor de lo peor que podían soportar muchos de su tiempo era estar poseídos por espíritus inmundos que les dominaban de tal manera que les obligaban a hacer aquello que no querían hacer. Pues aquellos espíritus demoníacos conocían a Jesús y quedaban dominados por ellos.



JESÚS, los que confiaban en tu persona sabían que lo podían obtener todo de Ti. Ayúdanos a tener tanto confianza como ellos.




Eleuterio Fernández Guzmán


22 de enero de 2014

Contra el bien de Dios






Miércoles II del tiempo ordinario


Mc 3,1-6

En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate ahí en medio’. Y les dice: ‘¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?’. Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: ‘Extiende la mano’. Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él para ver cómo eliminarle.”


COMENTARIO

Para muchos judíos el respeto a las tradiciones legales era lo más importante que se podía hacer y llevar a cabo. Por eso, hacer algo que estaba prohibido hacer, por ejemplo, en sábado, no era muy bien visto.

Jesús, que era Dios hecho hombre, sabía que había algo más importante que el sábado y que era la misericordia. Por eso cura a la persona que tenía una mano seca. Sabía que era lo que Dios quería que hiciera y lo hizo sin preocuparse por las consecuencias mundanas que eso pudiera tener.

Muchos, sin embargo, que buscaban cogerlo en un renuncio, están seguros que aquello puede ser elemento probatorio de su mala actuación en contra de la ley. Y se confabulan, dice el texto evangélico, para acabar con Él. Nada más lógico cuando no entendía nada de lo que hacía Jesús.




JESÚS, sabes que es más importante tener piedad por quien lo necesita. Ayúdanos a no poner por encima de la voluntad de Dios lo que creemos los hombres que es más importante.





Eleuterio Fernández Guzmán



21 de enero de 2014

El Hijo del hombre y el sábado





Martes II del tiempo ordinario

Mc 2,23-28

“Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: ‘Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?’. Él les dice: ‘¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?’. Y les dijo: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado’”.


COMENTARIO

En muchos aspectos de su predicación Jesús era un revolucionario. Bueno, lo que en realidad pasaba es que aquellos que creían entender muy bien la Ley de Dios no habían llegado a captar lo que significaba la misma. Por eso le dicen a Jesús que creen que se está equivocando.

Jesús, sin embargo, como es Dios hecho hombre, conocer a la perfección lo que quiere el Padre. Es fácil pues es él mismo, comprender, que ante una situación difícil, como es el de pasar hambre, poco importa que sea sábado para saciar el hambre. Puede, digamos, la vida del ser humano, sobrenadar aquella situación para que prevalezca lo que en verdad importa.

Dice Jesús algo que es muy importante: tiene prevalencia sobre la Ley del sábado. En realidad, no dice nada extraño porque Dios estableció todo para bien del hombre y no puede ser que se cambie el sentido de su voluntad para hacer prevalecer una norma sobre la vida de una persona.


JESÚS, eres Dios hecho hombre. Por eso no hay norma humana que pueda prevalecer sobre Ti. Ayúdanos a tenerte siempre presente como Quien eres y a no olvidarlo nunca.





Eleuterio Fernández Guzmán

20 de enero de 2014

Odres nuevos





Lunes II del tiempo ordinario

Mc 2,18-22

Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen a Jesús: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: '¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día.

'Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos'”.



COMENTARIO

Cuando algunos, en otra ocasión, escuhan lo que dice Jesús y ven lo que hacen dice que enseña con autoridad y no como otros de su tiempo. Enseña con autoridad porque es Dios hecho hombre y trae la Verdad para que sea escuchada y llene el corazón de los que escuchan.

Él ejemplo que pone Jesús acerca de lo que ha de venir, de lo nuevo que ha de acontecer con su propia muerte es apropiado en el sentido de venir a explicar lo que ha de hacer quien quiera alcanzar el definitivo Reino de Dios o, lo que es lo mismo, la vida eterna.

Jesús refiérese a cambiar el corazón, a cambiarlo para tenerlo de carne y no de piedra y poder recibir, así, la Buena Nueva, la Palabra de Dios, el Agua Viva que Él trae para todo quien quiera recibirla. El odre nuevo, que es el corazón nuevo, es el que Jesús quiere para nosotros.



JESÚS, quieres para nosotros un corazón nuevo. Ayúdanos a poder llegar a tenerlo para recibirte como mereces.






Eleuterio Fernández Guzmán

19 de enero de 2014

El Cordero de Dios




Jn 1, 29-34

Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: 'He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.' Y Juan dio testimonio diciendo: 'He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: 'Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo'. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.”



COMENTARIO

Juan continúa con la misión que le había dado Dios. En un momento determinado ve venir hacia él a Jesús que había sido bautizado el día anterior. Sabe que es el Cordero de Dios y así lo anuncia a todos los que quieran escucharlo.

Juan sabe que Jesús existía antes de todo lo existente y que es mucho más importante que él. Bautiza Juan con agua porque es necesario que así sea para que el pueblo de Israel conozca que el Enviado de Dios ha llegado al mundo y él lo tiene que anunciar.

Juan el Bautista habla de Dios. Aquel que lo envió a bautizar es, sin duda alguna, Dios mismo, que sabe que debe bautizar a Jesús no porque sea pecador sino porque debe dar ejemplo de cuál es camino a seguir: bautizo-perdón de los pecados-conversión.




JESÚS, cuando te presentas a Juan el Bautista te anuncia como el Cordero de Dios. Ayúdanos a tenerte siempre presente en nuestra vida como Quien se entregó por nosotros para que fuéramos salvados.




Eleuterio Fernández Guzmán