24 de octubre de 2015

Perseverantes en la fe

Sábado XXIX del tiempo ordinario

Lc 13,1-9

En aquel tiempo, llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.

Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’. Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’”.

COMENTARIO

En tiempos de Jesús el pueblo elegido tenía una concepción equivocada de la desgracia humana. Creía que las desgracias, fueran las que fueran, tenían que ver con el estado espiritual del hombre. Pero Jesús sabía que eso no era así.

Lo que dice Cristo es que debemos cambiar el corazón. Sólo siendo capaces de cambiar el corazón seremos capaces de conocer la verdadera voluntad de Dios y evitaremos interpretaciones tan equivocadas de la misma.

Debemos, de todas formas, tener paciencia. El caso es que sólo quien la tiene es capaz, perseverando, de alcanzar el Amor de Dios Padre Todopoderoso. Y es que no se puede pretender hacerlo siendo poco constante en la oración.


JESÚS,  ayúdanos a ser perseverantes de la fe.


Eleuterio Fernández Guzmán

23 de octubre de 2015

Nos conviene estar preparados

Viernes XXIX del tiempo ordinario

Lc 12,54-59

En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo’”.

COMENTARIO

Cuando Jesús habla lo hace para personas que, siendo religiosas, les supone un conocimiento, al menos, elemental de las Escrituras Santas que entonces tenía el pueblo judío.

Por desgracia, parece que no todos están al cabo de la calle ni de lo que está pasando en tal momento ni, sobre todo, de lo que tiene que pasar según estaba escrito. Y Jesús procura abrirles los ojos.

Cuando llegue el tiempo de ser llamado ante Dios debían estar preparados. Y Jesús lo dice con toda claridad: el juez, Dios mismo, puede enviarte a las tinieblas si antes no has arreglado tus “desarreglos” espirituales.


JESÚS,  ayúdanos a estar preparados cuando seamos llamados por el Padre.



Eleuterio Fernández Guzmán

22 de octubre de 2015

Estar del lado de Cristo

Jueves XXIX del tiempo ordinario

Lc 12,49-53

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra’”.

COMENTARIO

Lo que había venido a hacer Jesucristo al mundo era algo que no todo el mundo iba a comprender. Es más, había muchos a los que no les convenía comprenderlo porque supondría tener que cambiar demasiado.

En realidad, Dios había enviado a su Hijo a que incendiara el mundo. Eso, exactamente, quería decir que había mucho que debía ser quemado para ser purificado: las intenciones, acusaciones, odios… Por eso la labor de Jesús fue tan dura: debía hacer mucho en poco tiempo.

Lo que dice Jesús es verdaderamente terrible. Y es que dentro de las propias familias también iba a haber división. Y eso no es nada de extrañar porque unos estarían a su favor, seguirían sus indicaciones y otros lo estarían en contra.


JESÚS, ayúdanos a estar siempre a tu lado y de tu parte.



Eleuterio Fernández Guzmán

21 de octubre de 2015

Estar preparados

Miércoles XXIX del tiempo ordinario

Lc 12,39-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre’. 
Dijo Pedro: ‘Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?’. Respondió el Señor: ‘¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 

‘Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más’.


COMENTARIO

Jesús sigue dando a entender qué es lo que debemos hacer al respecto de nuestra salvación eterna. Y debemos estar preparados porque no sabemos cuándo seremos llamados por Dios Padre.

Podemos optar por dos formas de actuar: no estar preparados para cuando seamos llamados. Eso querrá decir, sobre todo, que no habremos llevado una vida acorde con la voluntad de Dios porque es la única manera de comportarse.

Pero podemos optar por seguir la voluntad de Dios. Tendremos, entonces el corazón tierno y echaremos una mano allí donde sea necesaria ser echada. Dios, entonces, verá que somos fieles hijos suyos y nos dará un regalo grande: la vida eterna.


JESÚS, ayúdanos a llevar una vida acorde con tu voluntad.



Eleuterio Fernández Guzmán

20 de octubre de 2015

Cuando Cristo vuelva debemos estar preparados

Martes XXIX del tiempo ordinario

Lc 12,35-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!’”.


COMENTARIO

A lo largo del tiempo que estuvo predicando el Hijo de Dios sabía que había algo que debía transmitir y que debía enseñar: era importante saber que el destino del ser humano tiene todo que ver con la vida eterna.

Jesús pone un ejemplo sencillo. Quien sirve a alguien ha de estar preparado para cuando su señor vuelva a casa. Si lo está no será él quien sirva sino que el propio señor, dándose cuenta la voluntad de su siervo, quien le sirva.

Eso quiere Jesús que hagamos al respecto de nuestra vida espiritual y, así, material. Y es que quiere que estemos preparados para cuando vuelva en su Parusía. No sabemos cuándo ha de ser y, por eso mismo, siempre debemos estar alerta ante las asechanzas del Enemigo.


JESÚS, ayúdanos a estar preparados para cuando vuelvas.



Eleuterio Fernández Guzmán

19 de octubre de 2015

Lo que verdaderamente importa

Lunes XXIX del tiempo ordinario

Lc 12,13-21

En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo’. Él le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?’. Y les dijo: ‘Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes’.
Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios’”.


COMENTARIO

La codicia humana es un grave pecado. No lo es porque suponga que una persona tenga más bienes que otra (lo cual es natural que así sea en muchas circunstancias) sino por lo que supone de desviación de la voluntad de Dios de ser misericordioso.

Jesús les dice una parábola. Como muchas otras veces encierra, lleva implícita, una lección que debería ser aprendida por todo aquel que quiera alcanzar la vida eterna.

Aquel hombre no era pecador por querer tener más. Si era producto de su trabajo no era extraño que así fuese. Lo era porque quería, en primer lugar, controlar su vida no siendo suya; en segundo lugar porque quería, una vez acaparados los bienes gozar y no tener en cuenta a los necesitados.



JESÚS,  ayúdanos a tener en cuenta la verdad de Dios. 


Eleuterio Fernández Guzmán

18 de octubre de 2015

Servir es la clave de la vida eterna


Mc 10, 35-45

“Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.’ El les dijo: ¿Qué queréis que os conceda?’ Ellos le respondieron: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.’ Jesús les dijo: ‘No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?’ Ellos le dijeron: ‘Sí, podemos.’ Jesús les dijo: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.’ Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: ‘Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores  absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.’”


COMENTARIO

No era raro que aquellos que seguían a Jesús más de cerca quisieran, humanamente, obtener más de aquel seguimiento. Y los Zebedeos no eran una excepción. Ellos quieren lo mejor y así se lo dicen a Jesús. No tienen duda alguna.

Jesús, sin embargo, sabe que ellos van a sufrir no tanto como sufrirá él mismo pero también beberán el cáliz como el suyo. Pero hay algo que ni siquiera el Hijo de Dios puede determinar: dónde estará cada uno de ellos en el Cielo. Eso es cosa del Padre y así se lo hace saber.

Y ahora la clave de la vida eterna: servicio. Jesús les dice, nos dice, que han de servir al prójimo, ser el último de entre ellos. Y eso, siendo muy difícil de llevar a cabo es lo que Jesús quiere hacerles ver que es lo esencial. Darse al prójimo por y con amor es la clave de todo el futuro nuestro, más allá de este mundo.


JESÚS, ayúdanos a ser servidores de nuestro prójimo.


Eleuterio Fernández Guzmán