2 de mayo de 2015

Confiar en lo que nos dice Cristo


Jn 14, 7-14


“’Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.’ Le dice Felipe: ‘Señor, muéstranos al Padre y nos basta.’ Le dice Jesús: ‘’¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘“Muéstranos al Padre’”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.  En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré’”.


COMENTARIO

Los que cenaban con Jesús en aquella Última Cena aún no conocían del todo al Maestro. Habían estado algunos años junto a Él pero no acababan de entender lo que decía. Jesús, por eso, debió entristecerse cuando Felipe le dijo aquello que le dijo acerca de querer que se le mostrase al Padre.

Jesús lo dice con toda claridad: Él no actúa por sí mismo en el sentido no de que esté controlado por Dios o dominado por el Padre sino porque el Todopoderoso permanece en Él como Él permanece en Dios. Por eso podía hacer aquello que había hecho con tantos milagros.

Jesús predica la confianza en Él. No es que lo haga por querer controlar a los apóstoles ni nada por el estilo sino por todo lo contrario: quiere que hagan lo mismo que ha hecho con ellos. Y les enseña, aquella última noche antes de su Pasión, acerca de lo verdaderamente importante.


JESÚS, ayúdanos a permanecer siempre en Ti.


Eleuterio Fernández Guzmán



1 de mayo de 2015

Las mansiones de Cristo


Viernes IV de Pascua



Jn 14,1-6

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino’. Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’. Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí’”.

COMENTARIO


Jesús sabía que debía hacer ver a sus discípulos más allegados (también a los demás, claro) que había algo que debían tener siempre en su corazón: la vida eterna. Por eso los anima hablándoles de cómo es la vida junto al Padre.

Jesús se iba a ir porque debía hacer algo: preparar las mansiones que, luego, ocuparían sus discípulos, aquellos que, habiéndole conocido lo habían amado y, convirtiéndose, habían creído en Él.

Jesús, además, afirma algo que es esencial para todo discípulo suyo: es el Camino, es la Verdad… es la Vida. Y con tales verdades aquellos que le siguen han de hacer el camino hacia el definitivo Reino de Dios teniendo en cuenta quién es la Verdad y quién les da la vida eterna.


JESÚS, ayúdanos a no olvidar nunca que eres el Camino, la Verdad y la Vida.


Eleuterio Fernández Guzmán

30 de abril de 2015

Servir como sirvió Cristo

Jueves IV de Pascua

Jn 13,16-20

Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: el que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado’”.


COMENTARIO

Después de haber lavado lo pies a sus apóstoles, Jesús debía comunicarles algo que iba a ser muy importante para ellos y, también, para el resto de la humanidad a lo largo de los siglos: no se puede pretender ser más que Dios.

Jesús sabía que Judas lo iba a traicionar. Por eso habla de que alguien que ha comido con él, que estaba comiendo entonces, iba a cometer una verdadera barbaridad con su persona. Pero sabe que Satanás ha entrado en su corazón.

Jesús nos dice que debemos creer en Él. En realidad, sabe que es Dios hecho hombre y que, al creer en Él, hacemos lo propio con el Creador Todopoderoso. Por eso, acogerlo a Él en el corazón es tener a Dios el su templo.





JESÚS, ayúdanos a creer en Ti.


29 de abril de 2015

Creer en Cristo es creer en Dios


Miércoles IV de Pascua


Jn 12,44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: ‘El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí’”.

COMENTARIO

Nadie podía decir que Jesús se callaba lo que era importante. Por eso, para que ninguno de los que le estaba escuchando tuviese duda alguna lo dice con toda claridad: creer en él es hacer lo mismo como el Padre que lo envió.

Jesús dice algo que es muy importante: ha venido a salvar al mundo y, para eso, ha de procurar que la voluntad de Dios se cumple de forma total y perfectamente. Por eso rechazarlo a Él es hacer lo propio con el Padre que lo envió.

El mandato de Dios no es cosa pequeña ni de poca importancia. Al contrario es la verdad. Por eso Jesús hace ver que lo que manda el Padre cumplir no es por capricho ni por controlar a sus hijos. Lo hace porque sabe que es lo mejor para ellos, para nosotros.


JESÚS, ayúdanos a tener por bueno y verdad que creer en ti es creer en Dios. Y hacerlo siempre.


Eleuterio Fernández Guzmán

28 de abril de 2015

Creer que Cristo es el Mesías y Dios hecho hombre


Martes IV de Pascua

Jn 10,22-30

“Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ‘¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente’. Jesús les respondió: ‘Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno’”.

COMENTARIO

Podía parecer que muchos de los que escuchaban a Jesús no habían entendido nada. Es bien cierto que muchos de aquellos eran sencillas personas que no alcanzaba a comprender muchas cosas pero otros hacían ver que no entendían para no darse cuenta de lo que eso significaba en sus vidas.

Pero Jesús lo dice de muchas formas: es el Mesías. Y hace mucho para demostrar que lo es: signos como ellos querían, hechos extraordinarios… Y, a pesar de eso, había muchos que ni lo querían ver ni lo amaban.

Jesús, sin embargo, sabía lo más importante: quien le sigue tiene la vida eterna asegurada porque tal es la voluntad del Padre. No habrá muerte eterna para los que crean en Cristo y en la misión que tiene encomendada.



JESÚS, ayúdanos a tener siempre presente que Tú el Padre sois Uno.


Eleuterio Fernández Guzmán

27 de abril de 2015

Ser del redil de Cristo



Lunes IV de Pascua


Jn 10,1-10

“En aquel tiempo, Jesús habló así: ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños’. Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 

Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia
’”.

COMENTARIO

Jesús avisa acerca de la forma en la que muchos quieren entrar en el definitivo Reino de Dios, en la vida eterna. Está la forma que no tiene que ver nada con la que el Creador quiere y está la que es apropiada: ser miembro del pueblo de Dios.

Jesús no se anda con disimulos: Él es la puerta por la que se entra en el Cielo. Lo dice con toda claridad. Por tanto, sólo se llega al definitivo Reino de Dios a través del Hijo que vino por primera vez en tiempos de Poncio Pilato.

Pero Jesús añade algo más que es crucial para nuestra vida de discípulos suyos: vino al mundo para que la vida fuera eterna y para que sus discípulos, aquellos que lo aceptan como Mesías, alcancen el mayor bien que pudiera soñar: estar con Dios, vivir la bienaventuranza, tener la visión beatífica.


JESÚS, ayúdanos a no olvidar nunca Quién eres.


Eleuterio Fernández Guzmán

26 de abril de 2015

El Buen Pastor es Cristo



Jn 10, 11-18

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas,          ve venir al lobo,  abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre  y yo conozco a mi Padre          y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas,  que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño,  un solo pastor. Por eso me ama el Padre,  porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla  y poder para recobrarla de nuevo;  esa es la orden que he recibido de mi Padre.”



COMENTARIO

Jesús se presenta como el Buen Pastor. En una imagen que era muy bien entendida por aquellos que le escuchaban por ser, el suyo, un pueblo de pastores. Él es quien cuida a sus ovejas y vela por ellas y a Él, Buen Pastor, deben obedecer.

Jesús, que sabe que todos los hombres son hijos de Dios, quiere que todos estén en el redil del Padre. Por eso tiene la misión de acerca a todos y a cada uno de los seres humanos, al Padre. Por eso envía a sus discípulos al mundo a predicar lo que es verdaderamente importante.

Jesús sabe que va a dar la vida. También sabe que lo hace porque quiere, porque es su voluntad que coincide, como siempre, con la del Padre. Y sabe que luego va a resucitar. Y lo sabe porque todo estaba escrito y lo había visto.



JESÚS, ayúdanos a reconocer tu voz de Buen Pastor.


Eleuterio Fernández Guzmán