10 de septiembre de 2022

No podemos ser necios

Lc 6, 43-49



Jesús decía a sus discípulos:

No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.

El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla su boca.

¿Por qué ustedes me llaman: ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquél que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la inundación, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.

En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.’”


COMENTARIO


El Hijo de Dios, que fue enviado al mundo para que el mundo se salvase, no dejó de hablar acerca, precisamente, de cómo hay que ser y hacer para salvarse. Y ahora es lo que hace en este Evangelio de San Lucas.

Nosotros debemos ser como el árbol bueno que da frutos buenos pues, de lo contrario, nos espera el fuego y la desesperación cuando llegue el momento de que eso tenga que llegar.

En realidad, todo esto se resume en: debemos escuchar la Palabra de Dios y luego ponerla en práctica y no ser necios dejándola ahí, en el corazón. Y es que eso es lo único que, a tal respecto, puede querer nuestro Padre del Cielo.



JESÚS, gracias por mostrarnos el camino hacia el Cielo.




Eleuterio Fernández Guzmán

9 de septiembre de 2022

Lo de la paja y la viga...

Lc 6, 39-42



En aquel tiempo propuso Jesús a sus discípulos este ejemplo:

‘¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es superior a su maestro, pero, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la paja que llevas en el ojo”, cuando no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.’”


COMENTARIO


No podemos negar que el Hijo de Dios tiene una gran facilidad para poner el acento donde debe ser puesto con la intención sana de querer que aprendamos lo que nos conviene aprender.

Cuando Jesucristo dice lo de la paja y lo de la viga lo dice porque conoce muy la forma de ser de aquellos que Su Padre el Cielo le ha entregado. Y, en realidad, lo único que hace es señalar, simplemente, la verdad.

¿Cuántas veces caemos en eso? Es decir, cuántas queremos corregir lo que creemos errores ajenos pero no nos damos cuenta de que nosotros, seguramente, debemos ser avisados de los que nosotros tenemos y ponemos bien a la vista de Dios y del prójimo.



JESÚS, gracias por decir las cosas como son.



Eleuterio Fernández Guzmán

8 de septiembre de 2022

De dónde y cómo vino Cristo al mundo

Mt 1, 1-16.18-23



Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob;

Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de éstos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de éste fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de éste fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David.

David fue padre de Salomón, y la madre de éste fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat; padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.


Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.


Este fue el origen de Jesucristo:


María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.


Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados’.


Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:


‘La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel’, que traducido significa: ‘Dios con nosotros’”.



COMENTARIO

Como bien sabemos, la historia de la salvación ni pasó ni está pasando por casualidad sino que todo está llevado de la mano de la santísima Voluntad de Dios Todopoderoso, Creador y Padre Nuestro. Y todo ha sucedido y sucede como debe suceder.

Lo que nos dice San Mateo en el empezar de su Evangelio es que se debía cumplir lo escrito y se iba a cumplir: tanto la genealogía del Hijo de Dios como el propio venir al mundo del Hijo iba a suceder como estaba previsto en el corazón de Dios.

En realidad, nosotros, que sabemos lo que pasó entonces por los siglos que han transcurrido desde aquellos momentos, estamos más que seguros de que todo lo hecho está bien hecho.



JESÚS, gracias por cumplir la Voluntad de Tu Padre.



Eleuterio Fernández Guzmán

7 de septiembre de 2022

Bienaventurados

Lc 6, 20-26



Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:


¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerando os infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!

¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!”



COMENTARIO


En el Evangelio de San Mateo se recogen las llamas “Bienaventuranzas”. Y San Lucas, recogiendo lo que el Hijo de Dios dijo en alguna (o, quizás, algunas ocasiones) hace lo propio reconociendo que son felices aquellos que cumplen algunas de las condiciones aquí establecidas.

Es cierto y verdad que Jesucristo, si lo vemos bien, se refiere a personas que sufren, en determinados momentos de su vida, bien pobreza, bien hambre, bien lágrimas, etc. Es decir, que quiere que sepan que, a pesar de eso, son felices.

Algo sí debemos tener en cuenta: cuando el mundo elogia a los discípulos de Cristo (sabiendo que el mundo no quiere ni a Cristo ni a sus discípulos) debemos saber que no lo hace ni por la Buena Noticia ni por nada que tenga que ver con ella.



JESÚS, gracias por tus claras y diáfanas palabras.



Eleuterio Fernández Guzmán

6 de septiembre de 2022

Y escogió Dios

Lc 6, 12-19



Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.


Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.


Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.”





COMENTARIO



Lo que nos dice este texto del Evangelio de San Lucas tiene todo que ver con el poder de Dios y con lo que supone ser Su Enviado, el Mesías. Y es que cuando se nos dice que salía una fuerza de Él que sanaba a todos es porque, en verdad, eso era lo que pasaba.


Por otra parte, debemos tener en cuenta cómo actúa el Hijo de Dios: sube a la montaña y lo hace para orar y, luego, para escoger a los que serían sus Apóstoles. Y es que no altera el orden de lo que importa: primero, pide a Dios; luego, hace lo que debe haber.


Aquellos hombres que escoge han pasado a la historia de la salvación como los escogidos por Dios. Y sus nombres, todos ellos, están escritos en el Cielo y, uno de ellos… en el Infierno...



JESÚS, gracias por escoger a los Doce.



Eleuterio Fernández Guzmán

5 de septiembre de 2022

Una lección de misericordia


Lc 6,6-11

“Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate y ponte ahí en medio’. Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: ‘Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla’. Y mirando a todos ellos, le dijo: ‘Extiende tu mano’. Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.”

 

 

COMENTARIO

 

Los que persiguen a Jesús aprovechan cualquier situación para ponerlo en entredicho y hacer ver que, según ellos, incumple muchos preceptos de la Ley. Aquel del sábado, además, era de los más importantes.

 

Jesús sabe, sin embargo, que su misión no consistía en contentar a los poderosos sino en tener en cuenta a los necesitados y aquel hombre, que tenía la mano derecha seca, no era poco necesitado. Y lo cura.

 

Ellos, los que lo persiguen, no creen que sea importante curar sino hacerlo en sábado. Y Jesús, que tenía más claras las prioridades a seguir y a tener en cuenta, no duda lo más mínimo en hacer lo que debe hacer. Por eso los malvados se preguntaban qué iban a hacer con Jesús…

 

 

JESÚS, ayúdanos a tener en cuenta la misericordia de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

4 de septiembre de 2022

Llevar nuestra cruz tras Cristo

Lc 14, 25-33


25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: 26 ‘Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. 27 El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 28 ‘Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? 29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: 30 ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar.’ 31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000? 32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. 33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.’”


COMENTARIO


Lo que nos dice el Hijo de Dios en este texto del Evangelio de San Lucas es de vital importancia para la vida que más debe importarnos, la eterna, sin dejar de lado la que vivimos ahora por gracia del Todopoderoso.


Coger nuestra cruz y seguir a Cristo. Es lo que nos dice Quien fue enviado al mundo para que el mundo se salvase. Y es que, en el sentido cómo debe entenderse lo que nos dice el Mesías, debemos dar de lado a lo antiguo para nosotros para acoger en nuestro corazón lo nuevo que trae Jesucristo.


Lo que creemos nosotros nos quiere decir el Hijo de Dios es que para ser discípulos suyos debemos tener en cuenta que aquello que teníamos por bueno y mejor ya no sirve ni vale. Eso es.



JESÚS, gracias por decir las cosas como deben ser dichas.




Eleuterio Fernández Guzmán