21 de julio de 2023

Misericordia y sacrificios

 

Mt 12,1-8


En aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: ‘Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado’. Pero Él les dijo: ‘¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado’”.

 

COMENTARIO

 

La Ley de la Misericordia

 

Muchos, en tiempos de Jesús, se aferraban a duras costumbres que no siempre eran fácil de cumplir. Por eso el Hijo de Dios tenía que dar a entender que una cosa es lo que dicen las normas y otra, muy distinta pero más importante, la necesaria misericordia.

 

Los sacrificios mal entendidos

 

La ley de la misericordia tenía todo que ver, tiene todo que ver, con la santa voluntad de Dios de dar a sus hijos lo mejor de su santo corazón. Por eso, siendo el Todopoderoso de gran Misericordia quiere que, también, sus hijos la tengan entre sí.

 

Cristo es Dios

 

Al parecer, Jesucristo debía justificar que hacía lo que hacía porque era algo más que un simple hombre. Era hombre, claro, pero también era Dios y, por tanto, estaba por encima del sábado que era lo que muchos no acababan de entender.

 

 

JESÚS,  ayúdanos a entender la Ley de Dios.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

20 de julio de 2023

El yugo de Cristo

 


Mt 11,28-30


En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.


COMENTARIO

En muy pocas palabras, el Hijo de Dios pone sobre la mesa lo más importante de su predicación y de su enseñanza. No tiene nada que ver con altas ideas teológicas o que pocos pudieran conocer y entender. No. Se trata de algo muy sencillo pero, es cierto no siempre seguido.


Cristo había venido al mundo a salvar a lo que necesitaba salvarse y a consolar a los desconsolados. Por eso nos habla de que en Él podemos encontrar descanso porque su corazón es el tierno corazón de Dios.


Hay, sin embargo, una carga: el yugo de Cristo. Lo debemos llevar como nos dice el Emmanuel. Sin embargo, no se trata de algo tan pesado que nos haga imposible caminar. No. Al contrario es la verdad: es, en cosa pesada, muy ligera y, además, suave. ¿Se puede pedir más?


JESÚS, ayúdanos a llevar tu yugo.


Eleuterio Fernández Guzmán

18 de julio de 2023

Aceptar lo bueno que Dios tiene para nosotros

 

Mt 11, 20-24

En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: ‘¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti’”.

 

COMENTARIO

 

A alguien le puede parecer algo raro que el Hijo de Dios se ponga a maldecir a dos ciudades. Sin embargo, lo hacía porque sabía lo que habían perdido por no aceptar su Palabra.

 

Jesús había hecho muchos milagros en muchas ciudades y había favorecido a muchas personas que necesitaban ser favorecidas. Pero, a pesar de eso, muchos no se habían convencido de que era el Mesías.

 

Lo dice con toda claridad el Hijo de Dios. Y queremos decir que lo expresa de una forma que se entiende perfectamente: hay que tener en cuenta que lo que hacemos en este mundo tendrá consecuencias en el otro.

  

JESÚS,  ayúdanos a aceptar lo que has venido a hacer al mundo.


 

Eleuterio Fernández Guzmán

 


17 de julio de 2023

Cumplir con lo que debemos

Mt 10, 34-11,1

 

“34 ‘No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. 35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; 36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. 37 ‘El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. 38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. 39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. 40 ‘Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. 41 ‘Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. 42 ‘Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa’.

Cap.11

1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.”


 COMENTARIO

 

Verdaderamente, las palabras del Hijo de Dios son difíciles de aceptar, así dichas. Y es que pudiera parecer que hubiera venido a traer algo de problemas al mundo. Y aunque eso pudiera parecer así, la cosa no era como parece.

El caso es que Jesucristo tiene un claro mensaje que transmitir al mundo: perder la vida por Él supone encontrar la vida eterna. Y eso supone mucho más porque tiene relación con la existencia de sus discípulos que han de ser recibidos lo mismo que lo sería el Hijo de Dios.

Y hay más. Jesucristo había venido al mundo a predicar y eso es lo que hace. Por eso, cuando dice a sus Apóstoles lo que tiene que decirles para que ellos transmitan la Buena Noticia hace lo propio y se marcha a predicar. Eso era lo mandado por Dios y eso hace.

  

JESÚS,  gracias por cumplir con tu misión de forma tan perfecta.

 

Eleuterio Fernández Guzmán