31 de diciembre de 2020

Palabra; la Palabra

Jn 1, 1-5.9-16

"1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. 4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, 5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 

9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. 11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. 12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su  hombre; 13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. 14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. 15 Juan da testimonio de él y clama: 'Este era del que yo dije: El que  viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.' 16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia."

COMENTARIO


El comienzo del Evangelio de San Juan es verdaderamente luminoso porque sienta las bases de la historia de la humanidad y, sobre todo, de la salvación. Y es que cuando se habla sobre el momento en el que todo lo bueno y mejor existía antes de que lo demás existiera… en fin, como que le pone a uno el corazón en un puño.

San Juan, seguramente después de haber tenido las visiones que conformaron el Apocalipsis, escribe sobre el Principio, aquel momento primero donde todo era para que lo demás fuera.

Hay, sin embargo, algo muy en contra de la descendencia de Dios no quiso recibir a la Luz del mundo enviada por el Todopoderoso. Eso si, a todo aquel que la recibe lo convierte en Hijo del Padre. Así de sencillo.


JESÚS, gracias por ser Hijo de Dios e Hijo bueno e inmejorable.


Eleuterio Fernández Guzmán

30 de diciembre de 2020

Y Cristo crecía

Lc 2, 36-40

"Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada. Casada en su juventud, había vivido siete años con su marido, y luego quedó viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Presentándose en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él."


COMENTARIO


El texto que el Calendario Litúrgico nos tiene reservado para hoy es, digamos, la continuación del de ayer. Y es que el episodio de la purificación, digamos, dio para más que mucho.

Aquella mujer, también anciana como Simeón, también esperaba la salvación de Israel y por eso, viuda, acudía al Templo todos los días, suponemos, para orar pero se ve que también estaba dotada del don de la profecía porque al ver al Niño habla a todos de Quien es Aquel que allí han llevado

Sin embargo, hay algo muy importante que no deja de sorprendernos por lo natural de la cosa: aquel Niño, tras eso, creció y se fortaleció… como otro cualquiera pero, eso sí, en sabiduría y gracia de Dios.


JESÚS, gracias por crecer en sabiduría y gracia.


Eleuterio Fernández Guzmán

29 de diciembre de 2020

Se presenta otra vez al mundo el Hijo

Lc 2, 22-25

"Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.


Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 'Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel.'


Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: 'Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.'"


COMENTARIO

El episodio de la purificación nos muestra con bastante exactitud la actitud de muchos de los contemporáneos del Hijo de Dios. Y es que es fácil apreciar una forma y otra de hacer las cosas no siempre de acuerdo a la Voluntad de Dios.

Aquellos dos ancianos esperaban la salvación de Dios y se dan cuenta de que ha llegado; aquellos padres, José y María, cumplen con la ley establecida para aquellos casos.

El caso es que mucho queda dicho: muchos se opondrán al Niño cuando y ano lo sea; otros se pondrán a su favor; y a María algo muy grave le ha de suceder para que Simeón se exprese como se expresa sobre la espada que iba a atravesarle el corazón. 


JESÚS, gracias por cumplir siempre con la Voluntad de tu Padre. 


Eleuterio Fernández Guzmán

28 de diciembre de 2020

Los primeros mártires

 Mt 2, 13-18

 

Después que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle’. Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: ‘De Egipto llamé a mi hijo’. 

 

Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: ‘Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen’”.

 

 

COMENTARIO

 

Cumple José, muchas veces, con aquello que le dicen de parte de Dios. Es decir, el Ángel del Señor hace de mensajero del Creador e indica al padre adoptivo de Jesús que ha de huir para que Herodes no lo mate.

 

Herodes se sentía acosado por aquel niño que decían sería Rey. Por eso, por egoísmo y por falta de humanidad, ordena matar a los niños pequeños de su reino. Y un tal comportamiento es propio de seres humanos que han perdido lo que de humano tenía su corazón.

 

Algo muy importante nos dice este texto evangélico. Se refiere, en dos ocasiones, en el hecho de que con lo que aquí se dice se cumplió aquello que estaba escrito. En realidad, nos habla del cumplimiento de la voluntad de Dios.

  

 

JESÚS, muchos hermanitos tuyos murieron por tu causa. Eran mártires antes de que tal palabra tuviera sentido para tus discípulos. Ayúdanos a no olvidar nunca la vida de aquellos que murieron por Ti.

 

  

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

27 de diciembre de 2020

Y se presentó al mundo

 

Lc 2, 22-40

 

“22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, 23 como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al Señor = 24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. 26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. 27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, 28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29 ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; 30 porque han visto mis ojos tu salvación, 31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos, 32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.’ 33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. 34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - 35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.’ 36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, 37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. 38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. 39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él”.

 

COMENTARIO

 

El episodio de la purificación es, podemos decir, la segunda vez que el Hijo de Dios se presenta al mundo. Ahora, sin embargo, lo hace en la Casa de su Padre que es un lugar, por decirlo así, propicio para eso.

 

Aquellos ancianos llevaban esperando mucho tiempo la llegada del Mesías. Y aquel día iba a ser más que especial para ellos porque, por fin y al fin, van a ver al Hijo de Dios que ha sido llevado al Templo para presentarlo ante Dios.

 

Podemos decir que José y María cumplían a la perfección la Ley establecida porque hacen lo que la misma tiene establecido cuando ha nacido una nueva criatura de Dios.

 

 

 

JESÚS,  gracias por cumplir siempre con la Voluntad de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

26 de diciembre de 2020

Perseverar

 

Mt 10, 17-22

 

“Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. ‘Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.’”

 

 

COMENTARIO

 

Lo que dice Jesús en este texto del Evangelio de San Mateo no podemos negar que sea poca cosa. Y es que nos habla de lo que pasará con aquellos que quieran seguirle y ser sus discípulos. Humanamente nada bueno.

 

El futuro es terrible, si lo consideramos desde el punto de vista terreno. Serán entregados los que sigan a Cristo pero ellos tendrán defensa en el Espíritu Santo que hablará por ellos. Y deben dejarse conducir por Él.

 

Pero lo bueno, aquello que vale la pena, sirve para el bien del discípulo de Cristo. El odio hacia los que sigan a Cristo tendrá un gran don y regalo de Dios: la salvación eterna. Para alcanzarla, sin embargo, hace falta perseverar en la fe y en la oración.

 

JESÚS, ayúdanos a perseverar en la fe y en la oración.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

25 de diciembre de 2020

¡Ha nacido el Salvador!


Lc 2, 1-14

 

  

“1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.  6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. 8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9 Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. 10 El ángel les dijo: ‘No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.’ 13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14 ‘Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.’”

 

 

COMENTARIO

 

 

A lo largo de su vida, tanto María como José se caracterizaron por cumplir siempre las leyes humanas. Por eso, cuando se dice que deben empadronarse, acuden a Belén que es el lugar originario del esposo José, para hacer lo propio con aquella Ley.

 

Lo más curioso de este episodio es que se narra el nacimiento del Mesías como la cosa más normal del mundo. Y es que, en efecto, fue un niño, al nacer, como otro cualquiera pero era, a su vez, Alguien muy distinto.

 

Todo lo demás es puro misterio divino: el Ángel del Señor apareciéndose a unos pastores, el aviso de que había nacido el Salvador y, en fin, aquel canto del ejército celestial alabando a Dios y dando glorias al Eterno Padre Todopoderoso. Todo, pues, es pura manifestación de la santísima Voluntad del Creador.

 

JESÚS, gracias por haber venido al mundo a salvarnos.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de diciembre de 2020

Zacarías


Lc 1, 67-79

 

“Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: = ‘Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y = redimido a su pueblo. = y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos = los que nos odiaban = haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su = santa = alianza = y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos  que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de él todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante = del Señor = para = preparar sus caminos = y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz. =’”

 

 

COMENTARIO

 

No nos extraña nada que Zacarías, lleno del Espíritu Santo (sólo así se puede entender todo lo que dice) diga lo que dice porque su casa no era demasiado normal. Es más, que naciera un hijo de su esposa Isabel era, de por sí, propio de la mano de Dios.

 

Todo lo que dice Zacarías debería ser objeto de larga exposición porque todo tiene que ver en Dios, con sus criaturas y con el bien de la descendencia del Todopoderoso. Y es que Dios había cumplido con su promesa y había enviado al Precursor del Mesías, que sería llamado Juan.

 

Dice Zacarías que nos iba a visitar la Luz que iba a iluminar el mundo. Sin embargo, iba a iluminar a los que estaban en tinieblas que era a los que vendría a salvar Jesús. Y, sobre todo, iba a venir para guiarnos al definitivo Reino de Dios. A eso iba a venir el Mesías.

 

JESÚS, gracias por venir al mundo a iluminar nuestro tenebroso corazón.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

23 de diciembre de 2020

Nace Juan, el Bautista

Lc 1, 57-66

 

“57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. 58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. 59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían  ponerle el nombre de su padre, Zacarías, 60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: ‘No; se ha de llamar Juan.’

 

61 Le decían: ‘No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.’

 

62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. 63 El pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre.’ Y todos quedaron admirados. 64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.

 

65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de

Judea se comentaban todas estas cosas; 66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: ‘Pues ¿qué será este niño?’ Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él”.

 

 

 

 

COMENTARIO

 

Todo debía cumplirse según lo había establecido Dios. Por eso, Isabel iba a traer al mundo a su hijo, a su único hijo. La que llamaban estéril iba a dar a la humanidad al último profeta de la Antigua Alianza, quien sería el Precursor del Mesías.

 

Zacarías debía estar, primero, preocupado por su propia situación pero, luego, debía estar esperanzado porque sabía que lo que le había dicho el Ángel iba a suceder como había sucedido todo lo que le había dicho. Y recupera la voz cuando hace Juan dándose cuenta de que aquel hijo suyo era un enviado de Dios.

 

No es de extrañar, para nada, que todos los presentes se preguntaran qué sería de aquel niño. Y no era nada extraño porque, desde su propia concepción hasta el nacimiento, todo lo sucedido había sido un hecho, verdaderamente, extraordinario y propio, sólo, del poder Dios.

 

 

DIOS NUESTRO, PADRE NUESTRO, gracias por darnos un testigo tan fiel como fue Juan el Bautista.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

22 de diciembre de 2020

Magnificat

 


Lc 1, 46-56

 

“46 Y dijo María: ‘Engrandece mi alma al Señor 47 y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador = 48 porque = ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, 49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, = Santo es su nombre = 50 = y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. = 51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. 52 = Derribó a los potentados = de sus tronos = y exaltó a los humildes. = 53 = A los hambrientos colmó de bienes = y despidió a los ricos sin nada. 54 = Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia = 55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»

56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham  y de su linaje por los siglos.’ 56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.”

 

COMENTARIO

 

Cuando María, aquella joven que, pocos días antes, se había manifestado como la esclava del Señor, se encuentra con su prima Isabel y se da cuenta de que sabía lo que había pasado por inspiración del Espíritu Santo, proclama el Magnificat.

 

Aquella oración, podemos así considerarla, es, sobre todo, de agradecimiento a Dios. Agradece María todo lo que el Todopoderoso ha hecho por la humanidad y cómo ha actuado siempre en su beneficio.

 

Y lo último también es importante. Y es que María se queda con su prima Isabel, ayudándola, hasta que da a luz a quien sería llamado Juan, de labor Bautista que sería. Y es que María había comprendido muy bien qué suponía ser esclava del Señor.

 

JESÚS, gracias por tener una Madre tan juiciosa y fiel como María.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de diciembre de 2020

Bendecir a la Madre

 

Lc 1,39-45

 

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’”.

 

COMENTARIO

 

El texto del Evangelio de San Lucas que corresponde al día de hoy es síntoma de fe y, sobre todo, expresión de lo que significa para un hijo de Dios el auxilio al prójimo. Y es que María no duda qué debe hacer: su prima Isabel la necesita y se pone en camino.

 

Cuando María llega a las cercanías de Isabel ya sabemos que el Espíritu Santo ha cumplido con su misión y la “soplado” a Isabel que María, su joven prima, espera al Mesías y que lo lleva en su seno.

 

El canto de verdad de Isabel a María muestra hasta qué punto la esposa de Zacarías se ha llenado del Espíritu Santo. Y es que la llama bendita, la bendice, porque salve, primero, que está embarazada y, en segundo lugar, que es el Dios mismo hecho hombre quien va en su seno.

 

JESÚS,  ayúdanos a aceptar las mociones de tu Espíritu.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

20 de diciembre de 2020

Esclava del Señor, María

 Lc 1, 26-38

 

26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.28 Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.30   El ángel le dijo: ’No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ 34 María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ 35 El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por  eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37  = porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ = 38    Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.

  

COMENTARIO

No es poco importante que Dios escoja una joven, de entra las que forman parte del pueblo de Israel para hacerla Madre suya. Por eso envía a su Ángel, de nombre Gabriel, a que le anuncie tal decisión.

Nadie se hubiera extrañado de que María no acabara de comprender qué es lo que le estaba sucediendo. Y es que no debía ser nada, ni debe, habitual que el Ángel del Señor se le aparezca a un hijo de Dios.

María, sin embargo, no duda en decir aquello que muestra hasta dónde era hija de Dios y hasta dónde podía llegar su filiación divina. Y es que ella misma se pone en el lugar que cree le corresponde: es la esclava del Señor y, por tanto, hará la Voluntad de Dios. Y lo hizo. 


JESÚS,  gracias por haber escogido una Madre como María. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

19 de diciembre de 2020

Zacarías no se fió

Lc, 1, 11-20. 24

11 Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. 12 Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. 13 El ángel le dijo: 'No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; 14 será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, 15 porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, 16 y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, 17 e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, = para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, = y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.» 18 Zacarías dijo al ángel: = '¿En qué lo conoceré? = Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad.' 19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. 20 Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.' 24 Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses".


COMENTARIO


El caso de Zacarías, que suponemos era persona creyente en Dios y en su poder, es bien curioso. Como solía suceder en aquellos tiempos, al parecer no bastaba la palabra de un Ángel porque aquel hombre no estaba convencido de que su mujer, a la que llamaban estéril, porque lo era, pero con mala sombra dicho aquello por parte del personal, iba a concebir un hijo.

Podemos imaginar al Ángel un poco enfadado con aquel hombre. Y sí, le da una señal, que es lo que seguro quería Zacarías: lo deja mudo hasta que nazca la criatura. Y es que quien pide señales, a lo mejor, las tiene…

Aquello es algo más que un episodio, digamos, a tener en cuenta. Y es que lo mismo le pasó a una joven llamada María y ella respondió con fe y creyendo lo que decía el Ángel Gabriel. Y, claro, el resultado fue muy otro.


JESÚS, gracias por hacer lo que se debía hacer en cada caso particular.



Eleuterio Fernández Guzmán

18 de diciembre de 2020

Y José creyó

Mt 1, 18-24

"El origen de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: 'José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: 'Dios con nosotros'. Despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer."


COMENTARIO


Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el momento de la Anunciación es uno de los más importantes de la historia de la humanidad, creyente o no creyente. Pero también José debía saber lo que había pasado pues podía tener dudas al respecto.

El Ángel Gabriel ha de acabar con la misión que le había encomendado Dios. Por eso le avisa a José acera de que no tenía que temer nada ni pensar mal de su María porque todo era cosa de Dios.

Está claro que José podía haber seguido con el pensamiento que tenía de repudiar en secreto a María. Pero José es un hombre de fe y eso le hace seguir aquello que le dice un enviado de Dios.


JESÚS, recuérdale a José que lo tenemos como padre de nuestra fe.



Eleuterio Fernández Guzmán

17 de diciembre de 2020

Venir de Dios mismo


Mt 1,1-3.5-7.11-17

1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: 2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, 3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, 5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, 6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, 7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia,  econías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, 14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, 16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. 17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.


COMENTARIO


La Santa Escritura nos recuerda, en el Evangelio de San Mateo, el origen, digamos, físico, del Hijo de Dios porque, como hombre, tiene un origen que en el tiempo se remonta al padre de la fe Abrahám porque, en todo caso, ha de entroncar con lo bueno y mejor que Dios ha sugerido para el mundo.

Es cierto y verdad que muchas generaciones han ido pasando desde entonces porque se trata de muchos siglos desde aquel momento en el que Abrahám dejó su tierra.

Hay, aquí, clara una cosa: no dice que José engendró a Cristo sino que fue el esposo de María. Y tal es así para certificar que fue el Espíritu Santo quien cubrió con su sombra a la joven que había sido elegida por Dios para ser su Madre.


JESÚS, gracias por cumplir con la Voluntad de Dios y ser un buen Hijo.


Eleuterio Fernández Guzmán

16 de diciembre de 2020

Sí, era el Mesías

Lc 7, 19-23

"En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: '¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?' Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: «Juan, el Bautista, nos ha mandado a preguntarte: '¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"'. Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: «Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí'".


COMENTARIO


Aunque pueda parecer extraño, que Juan el Bautista envía a sus discípulos a preguntar al Hijo de Dios si es el Mesías no es nada raro porque necesitaba saberlo por mucho que él mismo hubiera anunciado al Cordero de Dios en el Jordán.

Aquellos enviados andaban ansiosos por saber si Jesucristo era el Enviado de Dios. Y es que su maestro, el Bautista, estaba había anunciado muchas veces que iba a venir alguien que bautizaría con fuego y Espíritu Santo y querían saber.

Jesucristo les responde con aquello que está pasando y que la Santa Escritura judía recoge del tiempo en el que Dios iba a enviar al Mesías. Y es que era, en verdad, aquella hora tan esperada.


JESÚS, gracias por cumplir, con realidades, la Verdad.


Eleuterio Fernández Guzmán

15 de diciembre de 2020

Donde es sí, debe ser sí

Mt 21, 28-32

"'Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: `Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.' Y él respondió: `No quiero', pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: `Voy, Señor', y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?' -'El primero'- le dicen. Díceles Jesús: 'En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.'"


COMENTARIO


Ciertamente, las personas que escuchaban al Hijo de Dios cuando habló de Juan el Bautista, seguramente algunas de ellas habían estado de acuerdo con que acabara como acabó, así, con la cabeza cortada. Y es que era demasiado incómodo por decir la verdad de Dios.


Jesucristo, que no quería otra cosa que no fuera salvar a todo aquel que quisiera salvarse creyendo en Él, sólo habla desde el corazón y desde el conocimiento total de la Voluntad de Dios y por eso dice lo que dice aunque pueda doler o molestar.


Es cierto y verdad que decir que habrá quien, siendo considerado pecador, será salvado antes que los considerados “sabios” (por ellos mismos y/o por la sociedad) debió molestar más que mucho pero no había venido el Mesías al mundo para contentar a todo el mundo sino sólo y exclusivamente a Dios.



JESÚS, gracias por ser franco y verdadero.


Eleuterio Fernández Guzmán

14 de diciembre de 2020

Fieles a la voluntad de Dios

Mt 21,23-27

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo. Mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: ‘¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?’. Jesús les respondió: ‘También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?’. Ellos discurrían entre sí: ‘Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Y si decimos: ‘De los hombres’, tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta’. Respondieron, pues, a Jesús: ‘No sabemos’. Y Él les replicó asimismo: ‘Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto’”.

 

COMENTARIO

 

No podemos dejar de reconocer que aquellos que perseguían a Jesús querían tener siempre la razón. Y no hay más que ver lo que hoy nos trae el evangelio de San Mateo para ver que no querían ser contrariados por nada ni por nadie.

 

Ellos quieren saber pero, a su vez, parece que no quieran que nada les perturbe su pensamiento y su espiritualidad. No quieren sentirse interpelados ni siquiera por el Maestro a quien preguntan acerca de la autoridad con que hace las cosas que hace o dice las que dice.

 

Jesús les da la respuesta que verdaderamente merecen. Ellos no quieren delatarse ante aquellos que le escuchan. Saben que el Bautista era un gran profeta y temen mucho de parte de muchos. Por eso nada pueden recibir de parte del Hijo de Dios.

 

 

JESÚS,  ayúdanos a ser fieles a la voluntad de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán