24 de mayo de 2014

Odiados por el mundo, amados por Dios





 Sábado V de Pascua
Jn 15,18-21

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado”.

COMENTARIO


Jesús sabía, porque le había pasado a Él, que aquellos que le habían perseguido, el mundo, haría lo mismo con sus discípulos. Sin embargo, eso no debía procurarles miedo alguno. 

También sabe Jesús que no podemos ser como Él pues sería pretender lo que es imposible. Sin embargo, sí podemos ser como Él en cuanto a sufrimiento y aceptar el sufrimiento que el mundo nos pueda procurar. 

Conocer a Cristo, por parte de aquellos que lo perseguían, no era un dechado de verdad. Por eso, por no conocer y no guardar su Palabra, que es la de Dios, lo habían perseguido. Pues exactamente igual les pasaría a los suyos. 




JESÚS, nos adviertes de que seremos perseguidos. Ayúdanos a sobrellevar tales persecuciones sabiendo que Tú eres Dios. 



Eleuterio Fernández Guzmán

23 de mayo de 2014

El Mandamiento de la Caridad





Viernes V de Pascua



Jn 15,12-17

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros’”.

COMENTARIO

El mayo legado que Jesús dejó a los que le escuchaban y que tenía que ver, totalmente, con la Ley de Dios y, más concretamente, con el Mandamiento más importante a tener en cuenta en nuestra relación con el prójimo era el del amor.

Jesús no dice que nos amemos de cualquier forma sino como Él nos ha amado. Eso quiere decir que debemos seguir su ejemplo y, por ejemplo, perdonar siempre, no enfadarnos, no llevar las cosas por el camino de la falta de paz y tener en cuenta al prójimo para lo bueno y para lo malo, etc.

La voluntad de Dios es que demos fruto. Por eso nos ha elegido. No quiere otra cosa sino que hagamos su voluntad. De tal manera, alcanzaremos la vida eterna pues habremos llevado a cabo un hacer y un ser de acuerdo a lo que quiere el Creador que siempre es lo mejor para nosotros, hijos suyos.


JESÚS,  como quieres lo mejor para nosotros nos recomiendas que nos amemos unos a otros y que lo hagamos como Tú nos amaste. Ayúdanos a ser capaces de hacer eso.




Eleuterio Fernández Guzmán


22 de mayo de 2014

Guardar la Ley de Dios en nuestros corazones

Jueves V de Pascua



Jn 15,9-11

"En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: 'Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado'".

COMENTARIO

Como sabemos, Jesús amó a sus hermanos lo más que se puede amar. Lo hizo hasta el mismo extremo de dar su vida por ellos, por todos y cada uno de nosotros. Y así es como ama Dios pues lo dice el mismo Hijo.

Hay que guardar los Mandamientos de a la Ley de Dios. Pero guardarlos no quiere decir esconderlos sino tenerlos bien dentro del corazón y que, desde allí, de donde salen las obras, iluminen nuestra existencia. 

Sólo guardando los Mandamientos y el pensamiento de Cristo en nuestros corazones estaremos llenos del Espíritu Santo y seremos su templo. Debemos, pues, hacer lo que hace el Maestro y que es tener siempre a Dios en su corazón y en su existencia.


JESÚS, sólo nos dices lo que nos conviene saber y llevar a la práctica. Ayúdanos a no olvidar nunca los Sagrados Mandamientos de tu Padre. 


Eleuterio Fernández Guzmán

21 de mayo de 2014

Sarmientos de la Viña


Miércoles V de Pascua


Jn 15,1-8

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: ‘Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos’”.


COMENTARIO


Jesús, en su predicación, pone ejemplos que son fácilmente entendidos por aquellos que le escuchan. Así, por ejemplo, en el caso de hoy, se refiere a la Viña, que es Él mismo, y a los sarmientos, que somos sus discípulos.

Dios, como nos dice su Hijo, nos quiere limpios de pecado. Por eso nos limpia y nos hace crecer en el espíritu. Si permanecemos en Cristo y lo ponemos en nuestro corazón como el primero que es, avanzaremos en nuestra vida espiritual.

Quiere Jesús que demos fruto. De otra forma perderemos todo (hasta lo poco que tengamos de fe). Por eso nos recomienda, muchas veces, que lo tengamos siempre presente en nuestra vida. Si no queremos arder en el fuego eterno debemos procurar que el Hijo permanezca en nosotros.



JESÚS, nos quieres siempre contigo y nos quieres limpios y puros de corazón. Ayúdanos a limpiar aquello que nos sobra y echarlo al fuego.




Eleuterio Fernández Guzmán


20 de mayo de 2014

La promesa de volver



 Martes V de Pascua
Jn 14, 27-3a

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: ‘Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado’”.

COMENTARIO

Seguramente Jesús pedía mucho a sus más allegados discípulos cuando les decía que su corazón no debía turbarse. Si les estaba diciendo que se iba a marchar de una forma tan trágica no es extraño pensar que aquellos que le seguían quedaran preocupados.

Pero Jesús pide confianza. Les dice que deben amarlo y que, entonces, estarían contentos porque se fuera. Pero sabe que no creerán hasta que no haya muerto y haya resucitado.

Jesús sabe que el Demonio va a dominar al mundo. También sabe que no puede nada contra Él porque es Dios hecho hombre y su voluntad prevalece sobre la del Mal pero era bueno que les dijera que debían tener confianza.









JESÚS, sabes que, muchas veces, somos de dura cerviz y necesitamos muchos avisos acerca de nuestra vida eterna. Ayúdanos a que no nos venza el Príncipe de este mundo.




Eleuterio Fernández Guzmán


19 de mayo de 2014

Cristo es la Palabra

Jn 14, 21-26

21 'El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» 22 Le dice Judas - no el Iscariote' -: 'Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?' 23 Jesús le respondió: 'Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. 24 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. 25 Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. 26 Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho'”.

COMENTARIO

Muchas veces tiene que recalcar Jesús aquello que, para Él, es esencial y que todos sus discípulos tenían que entender y creer: confiar en su persona era hacer lo propio con el Padre. Por eso ahora también les dice lo que les dice acerca de los Mandamientos. Y los llama “míos”.

Es muy importante que Jesús diga que no basta, digamos, con escuchar sus mandamientos o mandatos. Hay que ir un poco más allé de eso y guardarlos en el corazón. Eso quiere decir que debemos llevarlos a la práctica no valiendo, por eso mismo, la sola teoría.

Aún avanza algo más Jesús: enviará al Espíritu Santo, al Paráclito o Defensor, para que nos enseñe todo lo que corresponde ser enseñado y que, entonces y ahora, aún no comprendía ni comprendemos. Es más, ha de recordar (y hacerlo muy a menudo) las palabras de Jesús pues en ellas está la Vida Eterna.


JESÚS, Tú eres la Palabra y, en el Principio, estabas junto a Dios, Padre Creador y Todopoderoso. Ayúdanos a no olvidar nunca estas gran verdad.




Eleuterio Fernández Guzmán


18 de mayo de 2014

Jesús lo es Todo



Domingo V de Pascua



Jn 14,1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 'No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino'.
 

Le dice Tomás: 'Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?'. Le dice Jesús: 'Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto'.

Le dice Felipe: 'Señor, muéstranos al Padre y nos basta'. Le dice Jesús: '¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre'”·.


COMENTARIO

Era de esperar que aquellos que seguían más de cerca a Jesús, sus apóstoles, sintiesen el corazón encogido cuando escuchaban de la boca del Maestro que le iba a pasar lo que le iba a pasar. Incluso, alguno duda.

Es bien cierto que aún no tenían, del todo, el corazón abierto y aún no habían conocido la verdad de las cosas. Por eso Felipe le pregunta a Jesús acerca del Padre y del hecho mismo de que el Hijo de Dios se lo mostrase.

Pero Jesús deja sentado, ya para siempre, la gran Verdad: Él es Camino y la Verdad y la Vida. Sólo eso, ni más ni menos, debían comprender aquellos que le seguían más de cerca para entrar, con gloria y gozo, en la vida eterna.


JESÚS, nos dices que eres el Camino, la Verdad y la Vida. En tales palabras se encierra todo lo que nos conviene ahora y para siempre, siempre, siempre. Ayúdanos a tenerlas en nuestro corazón.




Eleuterio Fernández Guzmán