22 de febrero de 2020

Saber quien es Pedro


Mt 16, 13-19
"13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: '¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?' 14 Ellos dijeron: 'Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.' 15 Díceles él: 'Y vosotros ¿quién decís que soy yo?' 16 Simón Pedro contestó: 'Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.' 17 Replicando Jesús le dijo: 'Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.'"

COMENTARIO

Es lógico que Jesucristo quisiera saber qué pensaban sobre su persona, quién era o, en fin, qué quería hacer según el pueblo. Pero no siempre lo hace porque no lo sepa sino, como en este caso, para hacer distinto a uno de sus Apóstoles.
Francamente, había mucho despiste entre aquellos que habían conocido al Hijo de Dios. Y es que creían que podía ser otra persona ya muerta pero no quien era, en realidad. Sólo Pedro, al parecer, o por su voz, parece entenderlo bien y saber que el Hijo de Dios aquel Maestro que les enseña.
Cristo sabe que ha sido el Espíritu Santo quien le ha “soplado” a Pedro aquella gran verdad. Y lo escoge para ser el primus inter pares, el primero entre iguales. Y a Pedro, llamado antes Cefas, le va a entregar las llaves de su Iglesia, luego llamada católica.

JESÚS, gracias por haber escogido a Cefas como tu primer Papa.

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de febrero de 2020

Palabras más que necesarias de Cristo

Mc 8, 34-9,1
"Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: 'Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.' Les decía también: 'Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.'"

COMENTARIO

No podemos negar que hay textos bíblicos que nos revelan más que bien el camino que debemos tomar y qué pasos debemos dar para llegar al definitivo Reino de Dios llamado Cielo. Y el Hijo de Dios nos las pone ante los ojos y el corazón.
Que diga Jesucristo que debemos ir tras Él ha de querer decir que debemos dejar el pasado pecaminoso que hayamos estado siguiendo. Eso ha de suponer, por tanto, un cambio de corazón porque, en realidad, el mundo y sus mundanidades no sirven para nada y pasan pero no pasa la vida eterna…
Hay algo, de todas formas, que nunca debemos hacer. Y es que Jesucristo nos dice con toda claridad que avergonzarse de Él, o negarlo, supone que Él haga lo mismo cuando vuelva en su Parusía a juzgar a vivos y a muertos: ¡a vivos y a muertos!, y nosotros seremos, pues, juzgados, seamos lo que entonces seamos.

JESÚS, gracias por hablar con tanta claridad.

Eleuterio Fernández Guzmán

20 de febrero de 2020

Comprender bien a Cristo

Mc 8, 27-33
"Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: '¿Quién dicen los hombres que soy yo?' Ellos le dijeron: 'Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.' Y él les preguntaba: 'Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?' Pedro le contesta: 'Tú eres el Cristo.' Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: '¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.'"

COMENTARIO

No debería extrañarnos nada que el Hijo de Dios quisiera saber qué pensaba el común de los mortales de su persona. Y es que sí, era Dios hecho hombre pero, en cuanto hombre, en fin… que no podía conocer el total pensamiento acerca de sí.
Unos dicen una cosa y otros otra pero sólo Pedro acierta cuando dice que su Maestro es el Cristo lo que implica que se había dado cuenta (suponemos que los demás también) que aquel hombre era el Enviado de Dios, el Mesías.
Pedro, de todas formas, no acababa de comprender qué suponía que sí, que Jesús era el Mesías. Y suponía que tendría una muerte tal como decía que iba a tener. Todo estaba escrito y no iba a ser Satanás quien, por boca de Pedro, quisiera apartar a Jesucristo del cumplimiento total de su misión.

JESÚS, gracias por poner las cosas en su sitio.

Eleuterio Fernández Guzmán

19 de febrero de 2020

La fe de quien quiere ayudar


Mc 8, 22-26
"Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: '¿Ves algo?' Él, alzando la vista, dijo: 'Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan.' Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: 'Ni siquiera entres en el pueblo.'"

COMENTARIO

En este texto del Evangelio de San Marcos no se nos dice que el ciego, como pasa en otras ocasiones, por ejemplo, en Bartimeo, sea quien le pide al Hijo de Dios que le cure porque sabe que puede. No. Son otras personas las que le piden a Jesucristo por aquella que estaba sufriendo una enfermedad que tanto lo apartaba de la sociedad. Y aquel hombre, podemos imaginar, esperaba que aquel Maestro, de quien había escuchado maravillas, obrara con él alguna obra maravillosa porque también confiaba en su intervención.
Aquel hombre tenía fe, podemos imaginar, pero más la tenían aquellos que habían pedido a Jesucristo por el bien de su prójimo. Y, como no podía ser de otra forma según era el Hijo de Dios, lo cura de aquella terrible enfermedad de la ceguera.
De todas formas, sabía Cristo que aún no estaban preparados todos para aceptar aquello ni, sobre todo, para comprender qué significaba que curara a los ciegos.

JESÚS, gracias por ser misericordioso y cauto.

Eleuterio Fernández Guzmán

18 de febrero de 2020

No entender a Cristo


Mc 8, 14-21
"Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Él les hacía esta advertencia: 'Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.' Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: ¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?' 'Doce', le dicen.'Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?' Le dicen: 'Siete.' Y continuó: '¿Aún no entendéis?'"

COMENTARIO

No podemos negar que aquellos hombres, los que había escogido el Hijo de Dios para ser sus Apóstoles, no las tenían todas consigo. Es decir, muy a pesar de todo lo que habían aprendido estando con Jesucristo, al parecer, no habían entendido mucho.
Es bien cierto que hay que comprender las circunstancias por la ellos pasaban que no son las mismas que por la que pasamos nosotros, tantos siglos después. Y es que no se pueden aplicar criterios de hoy a tiempos pasados, tanto tiempo pasados…
Jesucristo trata de prevenirlos contra mucho de lo que hacen los fariseos, contra su levadura porque si entra en sus corazones puede hacer crecer una fe muchas veces equivocada y torcida.

JESÚS, gracias por explicar las cosas para que las entienda nuestro rudo corazón.


Eleuterio Fernández Guzmán

17 de febrero de 2020

Dudar tiene sus consecuencias


Mc 8, 11-13

“11 Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. 12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: ‘¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal.’ 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.”

COMENTARIO

Seguramente, al Hijo de Dios nada le extrañaba que hubiera quien, de entre los llamados “sabios” quisiera polemizar con Él acerca de lo que predicaba. Y es que creían tener la verdad y por eso lo hacían.

También sabemos que, en realidad, poco querían saber acerca de la predicación de Jesucristo. Y es que su verdadera intención era acusarlo del incumplimiento de alguna Ley.

Ellos, además, querían señales. Y es que no es les debía parecer bastante con aquello que predicaba el Hijo de Dios ni aquello que hacía…


JESÚS,  hiciste lo que debías hacer con aquellos que dudaban de tu naturaleza y tu Palabra.

Eleuterio Fernández Guzmán

16 de febrero de 2020

Es sí donde es sí…




Mt 5, 20-22a. 27-28. 33-34a. 37
“20 ‘Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. 21 ‘Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás;  y aquel que mate será reo ante el tribunal. 22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano ‘imbécil’, será reo ante el Sanedrín; 27 ‘Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. 28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola,  ya cometió adulterio con ella en su corazón. 33 ‘Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo,  porque es el trono de Dios, 35 ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. 36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. 37 Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno.”


COMENTARIO

Digamos que el Hijo de Dios tenía un concepto manifiestamente mejorable de los fariseos y determinadas personas por el estilo. Es decir, que sabía que no hacían lo que debían hacer y eso podría hacer que el pueblo judío se perdiese.

Jesucristo enseña, por tanto, ir más allá de lo que ellos enseñan o, mejor, ir justo hasta donde Dios quiere que se vaya. Por eso enseña cosas que para algunos eran impensables. Y es que, en realidad, no enseñaban lo que debían enseñar.

Todo, de todas formas, se resumen en una expresión que es meridianamente clara: donde nuestra fe dice sí siempre ha de ser sí por muchas pegas que se nos puedan poner; donde diga la fe que es no puede ser sí sino no.


JESÚS,  gracias por enseñar las cosas como son.

Eleuterio Fernández Guzmán