9 de septiembre de 2017

Señor del sábado



Lc 6,1-5

Sucedió que Jesús cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos. Algunos de los fariseos dijeron: ‘¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?’. Y Jesús les respondió: ‘¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?’. Y les dijo: ‘El Hijo del hombre es señor del sábado’”.


COMENTARIO

Los guardianes de los preceptos judíos no estaban muy por la labor de que se quebrantara ninguno de los cientos que, con el paso del tiempo, se habían ido estableciendo. Les molestaba mucho.

Violar el sábado, trabajando o haciendo lo que estaba prohibido, no era muy visto por aquellos que no creían que eso pudiera hacerse. Por eso llaman la atención a Jesús y a los suyos por estar arrancando espigas “para comer”.

Jesús, sin embargo, sabe que la misericordia es mucho más importante que cumplir algunos preceptos. Es más, sabe que en determinadas ocasiones, se ha “violado” realidades más sagradas por cumplir con la necesidad del hombre. Y es que, además, Jesús es Señor y, por tanto, tiene prevalencia sobre cualquier tipo de precepto humano.

JESÚS, ayúdanos a comprender la Ley de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

8 de septiembre de 2017

Nace María, Madre nuestra



Viernes, 8 de septiembre de 2017


COMENTARIO

Los textos bíblicos que se nos ofrecen para el día de hoy, 8 de septiembre, tienen que ver con la generación de Jesucristo, con la venida al mundo del Hijo de Dios.

Permita Dios que, sin embargo, dediquemos este pequeño comentario a lo que celebramos hoy: el nacimiento de su Madre.

María debía venir al mundo, así estaba dispuesto en el corazón de Dios desde ante de todo, en su misma eternidad. Por eso la privó, para su bien, del pecado original en el momento de ser concebida, también, de forma milagrosa por una mujer ya anciana.

María vino al mundo para que el mundo se salvara. Tal era la misión que tenía encomendada en su corazón. Y, como no podía fallar… no falló.

Pero hoy, 8 de septiembre, celebramos (y damos gracias a Dios por eso) que nuestra Madre, y la suya (o, mejor al revés) nació. Y estamos exultantes y gozosos, como el salmista que da gracias al Todopoderoso por haberlo defendido. Y es que no fue poco que María nos defendiese del Mal aceptando, con un sí eterno, la propuesta que, años después (tampoco muchos, la verdad) le hiciera Gabriel, el Ángel de Dios.



DIOS Y PADRE NUESTRO,  gracias por darnos a María, tu Madre y la nuestra.


Eleuterio Fernández Guzmán

7 de septiembre de 2017

Pescadores de hombres

Lc 5, 1-11

En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar’. Simón le respondió: ‘Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes’. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: ‘Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador’. Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: ‘No temas. Desde ahora serás pescador de hombres’. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.”


COMENTARIO

Jesús no deja de enseñar. En el tiempo que pasó entre sus contemporáneos como Maestro aprovecha cualquier situación y cualquier circunstancia para transmitir la doctrina santa de Dios. Y esté donde esté se las arregla para llegar al corazón de los que le escuchan

Verdaderamente podemos decir que Pedro era casi un profeta. Le dice a Jesús que es un pecador y, como sabemos, con el paso del tiempo, demostraría que lo era. Pero ahora lo que siente es un tremendo agradecimiento por la muestra del poder divino de la que hace gala Jesús.

Jesús, sin embargo, sabe que aquel hombre rudo, aquella “piedra” iba a ser muy importante para la vida de la humanidad. Lo nombra “pescador de hombres” porque era la forma de decirle que iba a ser como Él: buscador de hombres para Dios Padre.





JESÚS, quieres que atraigamos a los hombres a Dios Todopoderoso. Ayúdanos a no evitar tan importante obligación.

6 de septiembre de 2017

Cristo vino para salvar

Lc 4, 38-44

En aquel tiempo, saliendo de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo Él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: ‘Tú eres el Hijo de Dios’. Pero Él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. 

Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde Él, trataban de retenerle para que no les dejara. Pero Él les dijo: ‘También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado’. E iba predicando por las sinagogas de Judea.”


COMENTARIO

La voluntad de Dios era que Jesús viniera al mundo anunciara a la creación entre su Ley t su Palabra. Iba, pues, por los caminos del pueblo elegido por el Creador anunciando que el Reino del Todopoderoso había llegado, que era Él.

Aquellos que eran el Mal bien que lo conocían. Los demonios, discípulos del Ángel caído Satanás, conocían al Hijo. Le tenían miedo porque sabían que podía hacer con ellos lo que quisiera. Y huían, a diferencia de los discípulos de Cristo que lo buscaban y lo amaban.

Jesús fue consciente, al menos que sepamos desde que empezó la llamada vida pública del Hijo de Dios, que tenía que hacer lo que estaba haciendo. Por eso recoge este texto del evangelio de San Lucas que sabía que para eso había sido enviado.



JESÚS, sabes qué debes hacer. Nosotros, sin embargo, muchas veces pudiera dar la impresión de que lo olvidamos. Ayúdanos a no caer nunca en tal tentación.


Eleuterio Fernández Guzmán

5 de septiembre de 2017

Ver para creer…



Lc 4, 31-37



“En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: ‘¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios’. Jesús entonces le conminó diciendo: ‘Cállate, y sal de él’. Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: ‘¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen’. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.”



COMENTARIO

La misión que debía llevar a cabo el Hijo de Dios tenía, como sabemos, un sentido bien claro: debía salvar a los que necesitaban salvación porque los que no estaban enfermos (de cuerpo o de alma), como también dijera Jesucristo, no necesitaban médico.

Una persona tomada por los demonios (uno o varios, eso no importa) era un ser humano, hermano del Enviado por Dios al mundo para que el mundo se salvase, que necesitaba de un auxilio muy especial porque aquella especie sólo se podía sacar con oración. Y en eso, el Hijo de Dios, era un consumado conocedor y experto.

No nos extraña nada de nada que cuando aquellos que estaban allí presentes vieron como el demonio salió del cuerpo de aquella persona (¡qué sería ver aquello, qué confirmación de divinidad) quedaran atónitos y supieran, en el acto, que aquel Maestro era, ciertamente, el Mesías.

JESÚS, ayúdanos a creer siempre en ti, sin alejamiento alguno.

Eleuterio Fernández Guzmán


4 de septiembre de 2017

Cumplir la voluntad de Dios no siempre era del agrado de todos


Lc 4, 16-22.24-27.29-30

“16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos = 19 = y proclamar un año de gracia del Señor. = 20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles: ‘Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.’ 22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: ‘¿No es éste el hijo de José?’ 24 Y añadió: ‘En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.» 25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de Sarepta de Sidón. = 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.’ 29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.’”


COMENTARIO

No podemos negar que en muchas ocasiones el Hijo de Dios debía decir la verdad y eso, precisamente eso, no venía bien a todos. Y hoy es uno de esos días.

No era poco cierto, sin embargo, que a los de su pueblo, Nazaret, les parecía extraño que uno de entre ellos, que además habían visto crecer hasta hacía bien poco, pudiera parecer ser lo que parecía. Y dudaban de su persona.

Pero debía, Cristo, continuar con su labor de predicación. Y no era poco decir que Dios había tenido en cuenta, en otros tiempos, a personas que no eran miembros del pueblo judío. Vamos, que también los amaba.



JESÚS,  ayúdanos a confiar ti siempre, siempre, siempre.



Eleuterio Fernández Guzmán

3 de septiembre de 2017

Lo que Dios quiere no es siempre lo que nosotros queremos



Mt 16, 21-27

“21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. 22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: ‘¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!’ 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres! 24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. 26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 27 ‘Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta’”.


COMENTARIO

No podemos negar que, en muchas ocasiones, la voluntad de Dios no concuerda con la nuestra o, mejor, la nuestra no concuerda con la suya. Y nunca deberíamos olvidar que ha de ser, justamente, lo contrario.

Cuando Jesucristo dice aquello acerca del final de su vida hay quien ni quiere creerlo ni quiere entenderlo. Pedro es, como el mayor entre iguales, quien le dice que eso no puede ser. Pero Cristo reconoce en su actitud la de Satanás. Quiere apartar al Hijo de Dios de la voluntad de su Padre.

Pero el Hijo de Dios dice y tiene la verdad: lo bien cierto es que lo que quiere Dios se ha de cumplir. Y no sólo eso sino que siempre debe hacerse según sea la misma porque ¿puede querer alguien algo contrario a lo que quiera su Padre del Cielo? Pues muchos, al parecer, sí.


JESÚS, ayúdanos a aceptar siempre la voluntad de tu Padre.


Eleuterio Fernández Guzmán