7 de octubre de 2017

La llena de Gracia

Lc, 1, 26-28


“26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’”


COMENTARIO

El Ángel Gabriel, enviado de Dios a una aldea de Israel, debía estar algo nervioso. Y es que la misión que debía cumplir no es que fuera difícil sino que se le escapaba de las manos. Era la joven a la que se dirigía la que debía decidir.

Aquella joven, apenas poco más de diez años, era fiel a Dios Todopoderoso. Oraba con intensidad pidiendo la salvación del pueblo elegido por el Creador. Se entregaba, por eso mismo, a la oración con ansia y perseverancia. Ella esperaba…

Cuando Gabriel se le presenta en aquella casa de Nazaret debió encontrarla rezando. Lo que le dice no podemos pensar que no fuera recibido con extrañeza por María. Sin embargo, aquel “llena de gracia” era mucho y suponía más que mucho.


JESÚS, ayúdanos a amarte como te amaba tu Madre.

Eleuterio Fernández Guzmán


6 de octubre de 2017

Escuchar a Cristo

Lc 10,13-16

En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado’”.


COMENTARIO


Jesús, mientras llevó una vida pública de predicación y, por tanto, de transmisión de la Palabra de Dios, hizo muchos milagros. Hechos extraordinarios jalonaron un caminar que hacía gozar a los que veían aquello que hacía. Pero no todos le creían.

Había muchos que, sin embargo, parecía no entender la misión que estaba cumpliendo el Maestro. No se arrepentían de sus pecados y, además, pretendían ser justos. Y Jesús sabe que tal no es, precisamente, la voluntad de Dios.

Jesús dice algo que es muy importante: escucharlo a Él es de una importancia tal que otra cosa mejor no hay. Hay que seguir lo que Cristo dice pues, siendo Dios hecho hombre, nada malo puede querer para nosotros. Y hacer otra cosa, además, tiene negativas consecuencias que no deberíamos olvidar.




JESÚS, quien a Ti te escucha hace lo propio con Dios. Ayúdanos a tenerte siempre presente en nuestro corazón y a acariciar tus palabras porque son Palabra de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán


5 de octubre de 2017

Todos han de conocer la Palabra de Dios

Lc 10,1-12

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: ‘La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. 

‘En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’. 

‘En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad’”.


COMENTARIO


Jesús sabe que es muy importante que su labor evangelizadora se difunda allá por donde eso sea posible. Por eso escoge a setenta y dos discípulos y los envía predicar. Y les da las oportunas instrucciones a tal efecto.

No han de contar salvo que con la Palabra de Dios. Nada han de llevar consigo pues Dios ha de proveer para los trabajadores de su mies. Pero, a la vez, han de rogar a Dios para que envíe a más trabajadores a su mies porque es grande y ha de ser labrada con la savia de su Palabra.

No obliga, sin embargo, Jesús a aceptar la Palabra de Dios y su doctrina. El ser humano es libre. Sin embargo, no deja de reconocer que Dios es justo y que, cuando sea el momento oportuno, se apartará de los que antes se apartaron de Él.




JESÚS, quieres que todos conozcan la Palabra de Dios. Ayúdanos a ser modernos apóstoles tuyos.

Eleuterio Fernández Guzmán
  

4 de octubre de 2017

Seguir a Cristo sin mirar atrás

 Lc 9,57-62
En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: ‘Te seguiré adondequiera que vayas’. Jesús le dijo: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. A otro dijo: ‘Sígueme’. El respondió: ‘Déjame ir primero a enterrar a mi padre’. Le respondió: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios’. También otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa’. Le dijo Jesús: ‘Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios’.

COMENTARIO


Era cierto que seguir a Jesús tenía que hacerse de forma radical, de raíz. Pero era normal que aquellos que querían hacer eso no olvidaran, de golpe y porrazo, lo que había sido su vida hasta tal momento.

Jesús sabe a qué atenerse. Sabe que no es fácil seguirle porque, en realidad, no tiene nada. Nada de nada aunque sabe que sólo le basta el Amor del Padre y su santa voluntad.

El Hijo de Dios dice algo muy grave (para los oídos de según qué personas): hay que dejarlo todo, no mirar atrás… para seguirle. En realidad, se trata, de querer hacer eso, de cambiar el corazón y, para eso, deben cambiar muchas cosas.



JESÚS, quieres que te sigamos pero que lo hagamos con todas las consecuencias. Ayúdanos a hacer eso.


Eleuterio Fernández Guzmán

3 de octubre de 2017

Sobra la ira y la rabia

Lc 9,51-56

Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.”


COMENTARIO


Jesús, a pesar de los intentos de Satanás (en boca de Pedro) para que evitar aquello que, por voluntad de Dios, debía sucederle, sabía que nada podía hacer para oponerse a la misma. En realidad, podía pero, como hijo fiel, no quería.

Jesús quiere ir a Jesuralén porque sabe que allí le darán muerte y que la misma será para bien de la humanidad. Y algunos de sus discípulos, que al parecer, no entendían lo que estaba pasando, manifiestan una ira y una rabia que no era la propia del Reino de  Dios.

Jesús no puede permitir que se utilice el poder de Dios para hacer daño. Él, portavoz de la paz verdadera no estaba dispuesto que en nombre del Creador se pudiera dañar al prójimo. Y los reprende.


JESÚS, algunos de los tuyos manifiesta una ira y una rabia que no puedes permitir. Ayúdanos a tener un corazón blando, limpio, puro jovial y no vengativo.


Eleuterio Fernández Guzmán

2 de octubre de 2017

Ser como niños


Lc 9,46-50

“En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: ‘El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor’.

Tomando Juan la palabra, dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros’. Pero Jesús le dijo: ‘No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros’”.



COMENTARIO

No es nada extraño (ni entonces ni ahora) que cuando hay posibilidad de ser el primero entre iguales, haya quien quiera ser primero entre iguales. Por eso alguno de los que seguía a Jesús más de cerca quería ser el primero, el mayor, el más importante.

Jesús, como tantas veces sucede, tiene una opinión muy distinta de aquellos que ansían el poder y ser los primeros. Y es que el Hijo de Dios sabe que lo que su Padre quiere no es, precisamente, lo que ellos entienden por poder.

El ejemplo del niño (al que da una importancia desusada en su tiempo) es claro: el corazón de un infante, aún no limitado por los egoísmos adultos, es un campo más que adecuado para sembrar el amor de Dios y para dirigirse al Padre. Y así deben ser los que le siguen.


JESÚS,  ayúdanos a ser como niños.


Eleuterio Fernández Guzmán


1 de octubre de 2017

Lo que Dios quiere para nosotros


Mt 21, 28-32

"En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes: '¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la  viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue.

'¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?'. 'El primero', le dicen. Díceles Jesús: 'En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en Él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en Él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en Él'".



COMENTARIO

Este texto del Evangelio nos muestra hasta qué punto podemos llegar a mentir a Dios. Y Jesucristo, como podemos imaginar, no quería que eso sucediera. Por eso pone sobre la mesa el caso de aquellos hijos que no querían, en el fondo, hacer lo que quería su padre.

Uno de ellos dice sí, pero luego es no; el otro, dice no pero, al final es sí. Por eso, Cristo pregunta sobre quién hace lo que debe hacer siendo, el segundo de ellos, quien ha hecho lo correcto. Se ha corregido, arrepentido.

Le sirve esto, al Hijo de Dios, para hablar de lo que, verdaderamente, importa que no es otra cosa que comprender la voluntad de Dios y creer que es verdadera y cierta para la vida de un hijo suyo. 



JESÚS, ayúdanos a aceptar lo que Dios quiere para nosotros.



Eleuterio Fernández Guzmán