2 de octubre de 2017

Ser como niños


Lc 9,46-50

“En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: ‘El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor’.

Tomando Juan la palabra, dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros’. Pero Jesús le dijo: ‘No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros’”.



COMENTARIO

No es nada extraño (ni entonces ni ahora) que cuando hay posibilidad de ser el primero entre iguales, haya quien quiera ser primero entre iguales. Por eso alguno de los que seguía a Jesús más de cerca quería ser el primero, el mayor, el más importante.

Jesús, como tantas veces sucede, tiene una opinión muy distinta de aquellos que ansían el poder y ser los primeros. Y es que el Hijo de Dios sabe que lo que su Padre quiere no es, precisamente, lo que ellos entienden por poder.

El ejemplo del niño (al que da una importancia desusada en su tiempo) es claro: el corazón de un infante, aún no limitado por los egoísmos adultos, es un campo más que adecuado para sembrar el amor de Dios y para dirigirse al Padre. Y así deben ser los que le siguen.


JESÚS,  ayúdanos a ser como niños.


Eleuterio Fernández Guzmán


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