26 de abril de 2024

Ser sal y ser luz

Mt 5, 13-16


"Jesús dijo a sus discípulos:

'Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.'"

COMENTARIO

En realidad, lo que hace el Hijo de Dios en este texto del Evangelio de San Mateo es poner sobre la mesa una verdad muy grande: cómo debemos ser sus hermanos y cómo podemos llegar a ser...

La sal y la luz son un ejemplo más que bueno con el que Jesucristo ilumina la vida de aquellos que quieran llamarse discípulos suyos. Y es que  tienen la justa medida de cómo debemos ser. 

Ser sal y ser luz es lo mismo que decir que no debemos esconder nuestra fe y que, por tanto, debería iluminar la vida de aquellos que están alejados de Dios y de Su Hijo. Y, sin embargo, tantas y tantas veces dejamos de ser sal y luz...

JESÚS,  gracias por marcarnos el camino hacia la vida eterna. 

Eleuterio Fernández Guzmán

23 de abril de 2024

La Verdad, así de sencillo es entenderla

 Jn 10, 22-30


"Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
Los judíos lo rodearon y le preguntaron: '¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente'. Jesús les respondió: 'Ya se los dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y Yo somos una sola cosa'."

COMENTARIO

Bien sabía el Hijo de Dios que no todo el mundo iba a aceptar sus palabras ni, incluso, sus hechos. Y es verdad que cualquiera que no estuviera un poco despistado se daba cuenta de eso.

A lo mejor aquellas personas querían signos de parte de Jesucristo. Sin embargo, deberían haberse dado cuenta de que había hablado en muchas ocasiones y llevado a cabo acciones extraordinarias que deberían haberles abiertos los ojos pero...

De todas formas, Cristo lo tenía muy claro y a eso se remitía: Él daba la vida eterna pero, para eso, había que aceptarlo como Mesías y no todos lo hacían...

JESÚS,  gracias por ser franco en todas tus palabras y acciones: ni una mentira ni un paso atrás. 

Eleuterio Fernández Guzmán