12 de septiembre de 2011

Fe y humildad



Lunes XXIV del tiempo ordinario

Lc 7,1-10

“En aquel tiempo, cuando Jesús hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm. Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste. Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde Él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. Éstos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga’.

Jesús iba con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: ‘Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace’.

Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: ‘Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande’. Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano.


COMENTARIO

Jesús siempre tiene en cuenta, muy en cuenta, la fe que muestran las personas que a Él se dirigen para pedir algún tipo de favor. No olvida, así, que lo que hay en el corazón de quien pide es muy importante para el Hijo de Dios.

También Cristo sabe que cuando alguien pide para otra persona está poniendo en práctica el amor al prójimo que es, junto al amor a Dios, la parte más importante de los mandamientos del Creador. Así se expresa la verdadera voluntad de cumplir la que es de Dios.

El sentido universal de la doctrina de Jesucristo se expresa muy bien en este particular caso. Una persona que no pertenece al pueblo escogido por Dios, el de Israel, supera a todo el mismo en fe y en creencia. Debió ser una lección muy grande de humildad para sus paisanos.


JESÚS,  la fe es crucial en el comportamiento del creyente. Si, además, la expresa, al fin y al cabo, alguien que no la debería tener por pertenecer a un comportamiento pagano viene a indicar que quien tiene que ponerla en práctica no puede dejar de hacer tal cosa.


Eleuterio Fernández Guzmán


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