5 de enero de 2012

Reconocer a Cristo




Jn 1,43-5



“En aquel tiempo, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: ‘Sígueme’. Felipe era de Bestsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: ‘¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: «Ven y lo verás’.



Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: ‘Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño’. Le dice Natanael: ‘¿De qué me conoces?’. Le respondió Jesús: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’. Le respondió Natanael: ‘Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’. Jesús le contestó: ‘¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores’. Y le añadió: ‘En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre’.



COMENTARIO



Las personas a las que se dirigió Jesús llamándolas solían responder con un sí inmediato. Seguramente verían en aquel Maestro que los llamaba algo especial porque lo dejaban todo (familia, trabajo…) por seguirle.



Reconocen a Cristo como el Mesías esperado por el pueblo de Israel porque dicen que es Aquel de quien habló Moisés y los profetas y que vendrían para salvar al pueblo elegido por Dios. Pero, como luego haría el apóstol Tomás, Natanael duda de lo que le dicen acerca de Jesús.



Al igual que le pasara al apóstol incrédulo Jesús le abre los ojos a Natanael. Ahora cree porque ha visto que aquel hombre hace cosas que superan lo normal: le ha visto cuando ni siquiera él lo veía y, en eso, Natanael creía adivinar un poder muy por encima de lo corriente, algo que sólo podía venir de Dios.





JESÚS, le prometes a Natanael que verán cosas más importantes que el hecho de que tú le vieras a él debajo de una higuera. Sin embargo, es triste reconocer que, a veces, tenemos necesidad de pruebas de tu divinidad.





Eleuterio Fernández Guzmán





No hay comentarios:

Publicar un comentario