26 de octubre de 2020

Tener en cuenta la misericordia

Lc 13,10-17

 

“Estaba un sábado enseñando en una sinagoga. Había allí una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: ‘Mujer, quedas libre de tu enfermedad.’ Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó y glorificaba a Dios.


Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: ‘Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.’ Replicóle el Señor: ‘¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abrahán, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?’ Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban abochornados, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.’”

 

 

COMENTARIO

 

Ciertamente, resulta un poco sospechoso que haya quien crea que es más importante seguir determinada norma antes que auxiliar a quien necesite auxilio. Y sí, para el pueblo judío era importante el sábado pero es de suponer que ayudar a quien necesite ayuda no puede ser olvidado así como así.

 

Al parecer, era tan olvidado eso por según qué personas que el Hijo de Dios se ve en la obligación de hacérselo ver con un ejemplo de los muchos que, suponemos, se le aparecen de tanto en tanto.

 

Es curioso que, mientras había quien se alegraba mucho de lo que hacía Jesucristo con, por ejemplo, aquella persona que andaba enferma desde hacía mucho años, había que rabiaba por dentro y buscaba la ocasión de mater a Jesús.

 

 

JESÚS,  gracias por hacer el bien sin mirar a quién y sin tener en cuenta según qué circunstancias.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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