31 de octubre de 2020

Ansia de aparentar

Lc 14, 1. 7-11

"Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando.


Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: 'Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que os invitó a ti y a él, te diga: `Deja el sitio a éste', y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: `Amigo, sube más arriba.' Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.'" 


COMENTARIO


Cuando el Hijo de Dios era invitado, por ejemplo, a compartir mesa con alguno de los muchos poderosos que había en el pueblo de Israel no podemos negar que lo sería, en algunas ocasiones, por verdadero gusto de quien lo invitaba pero, a veces, había aviesas intenciones en aquellos que querían tenerlo a su mesa.


No podemos negar que siempre aprovechaba Jesucristo aquellas ocasiones para enseñar y predicar con el ejemplo, como suele decirse. Y aquella ocasión le venía que ni pintiparada para el caso.


Los hay que quieren aparentar más de la cuenta y gozan de los primeros sitios en las fiestas y, a lo mejor, quieren lo mismo del Cielo. Sin embargo, es Dios quien atribuye, digamos, tale asientos y deberíamos estas más a lo que nos conviene que a lo que no nos conviene.



JESÚS, gracias por aleccionarnos acerca de lo que nos debe importar y de lo que no.


Eleuterio Fernández Guzmán

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