7 de octubre de 2011

Estar con Cristo




Viernes XXVII del tiempo ordinario







Lc 11,15-26







“En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: ‘Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios’. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.







Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: ‘Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.







‘Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: ‘Me volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio’.







COMENTARIO







Muchos de los que escuchaban a Jesús querían verlo mal porque les ponía ante los ojos el mal que hacían al respecto de la Ley de Dios. Decir, entonces, que Jesús expulsaba a los demonios porque era uno de ellos era una forma de manifestar, en el fondo, el odio que sentían hacia Él.



El grado de intolerancia de aquellos que decían tales barbaridades del Hijo de Dios era grande y, por eso mismo, Jesús les dice que si Él expulsa los demonios a través de Dios es que, en realidad y en efecto, había traído el Reino De Dios al mundo.



Les dice, también, Jesús, que deben andar precavidos porque, en cualquier momento puede volver el demonio a apoderarse de una persona y deben, entonces, estar alerta. Por eso hay que estar “fuertes y bien armados” en cuanto a la oración y al amor a Dios y al prójimo.






JESÚS, muchos de los que te perseguían querían culparte de cualquier cosa. Tú, sin embargo, les pones ejemplos que demuestran la falsedad de las acusaciones. Nosotros, sin embargo, en determinadas ocasiones, no hacemos caso a sus indicaciones y nos dejamos vencer por el mundo.











Eleuterio Fernández Guzmán



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