6 de octubre de 2011

Bondad de Dios




Jueves XXVII del tiempo ordinario





Lc 11,5-13







“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.



‘Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’.


COMENTARIO



Si Jesús había enseñado a los discípulos que se lo pidieron la oración con la que tenían que dirigirse al Padre, llamándolo Nuestro, no es poco cierto que tenía que avanzar un poco en la enseñanza para que comprendieran que Dios era bueno y era misericordioso.



Recomienda pedir, dirigirse a Dios, con insistencia, como hace el amigo de lo que les cuenta a los que le oyen. No vale, por tanto, con pedir y esperar a obtener lo pedido porque bien puede tratarse de una petición fruto de no haber considerado si es que, acaso, nos conviene o no nos conviene lo que pedimos.



Dios, además, sólo puede darnos lo que, en verdad, nos conviene por mucho que eso no vaya, precisamente, acorde con nuestros egoístas intereses. Nada que le pidamos a Dios que sepa que nos ha de hacer bien, podrá negarlo si, además, pedimos teniendo en cuenta a su hijo Jesucristo, a quien engendró para salvación del mundo.





JESÚS, sabes que siempre podemos dirigirnos a tu Padre para pedir o dar gracias. También sabes que es necesario saber, de verdad, qué es lo que pedimos porque en algunas ocasiones no estamos muy seguros de si nos conviene o no nos conviene. Pero sabes que podemos pedir y que vale la pena hacerlo. Nosotros, sin embargo, en muchas ocasiones, pedimos lo que no deberíamos pedir.






Eleuterio Fernández Guzmán



No hay comentarios:

Publicar un comentario