14 de junio de 2019

La verdadera Ley de Dios

Mt 5, 27-32
"27 'Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. 28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer  deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. 31 'También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. 32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio."
COMENTARIO
Es lógico pensar que el pueblo judío creía cumplir con la Ley establecida por Dios. Ellos seguían los Mandamientos y eso, al parecer era suficiente. Sin embargo, el Hijo de Dios, que había venido al mundo a que la citada Ley se cumpliese en su totalidad, iba a darles una sorpresa. Y es que, en realidad, el cumplimiento de la Ley de Dios iba mucho más allá de lo que se podía pensar.

Cumplir con la Ley de Dios supone, por ejemplo, tener en cuenta el más allá de la norma o, lo que es lo mismo, la norma misma. Por eso se prohíbe no sólo el adulterio sino tener el mismo en el corazón a través de la vista. Y por eso Jesucristo recomienda atar corto a los sentidos porque los mismos pueden llevarnos al Infierno. Y eso, se diga lo que se diga, es comprender y entender la Ley de Dios de forma correcta pero, sobre todo, completa...

JESÚS, gracias por poner sobre la mesa el verdadero y último sentido de la Ley de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

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