13 de junio de 2019

Bondad y Misericordia del Buen Pastor para con sus ovejas

Jn 17, 1-2.9.14-26
1 Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. 2 Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado.9 Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos;14 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. 15 No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. 16 Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. 17 Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. 18 Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. 19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. 20 No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, 21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. 22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: 23 yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. 24 Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. 26 Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos·. 

COMENTARIO

Sabemos que la misión que Dios encomendó a su Hijo Jesucristo fue, en esencia, que conservara a los que le había entregado como hermanos suyos, en el mundo. Lo que hace, por tanto, el Mesías es hacer todo lo posible para que eso se pueda llevar a cabo. Y ruega por aquellos que, entonces, creyeron en él pero también por los que iban a creer, mediando sus hermanos creyentes, en Aquel que había sido enviado al mundo por el Todopoderoso. Y eso es lo que hace en este texto del Evangelio de San Juan: se dirige a su Padre del Cielo para implorar por aquellos que le han sido entregados y que no ha perdido, para demandar a Dios que cuide de ellos cuando se vaya a su lado y, en fin, que tenga muy en cuenta que Él estaba haciendo lo que se le había mandado hacer y que procuraría pedir, también, en el Cielo por sus hermanos los hombres.

Y así fue.

JESÚS, gracias por tu Bondad y tu Misericordia.

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