22 de octubre de 2013

Estar siempre preparados





Martes, XXIX del tiempo Ordinario


Lc 12,35-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!’”.

COMENTARIO

Esperar siempre a Dios

Los hijos de Dios y discípulos de Cristo sabemos que nuestra misión es, además de llevar el Evangelio allá donde estemos y según lo que gamos, esperar la llegada segunda de Dios en su Hijo Jesucristo. Tal es nuestra esperanza y tal nuestro anhelo.

Estar preparados

Pero esperar la segunda venida de Cristo no quiere decir sentarse a esperar y ya está. Debemos prepararnos para que no nos encuentra desprevenidos en cuento oración y corazón limpio. Dios espera de nosotros que nos encontremos preparados porque, en efecto, no sabemos cuán do será el momento.

La dicha de esperar

Esperar no supone, o no debería suponer, desasosiego sino, en todo caso, saber que Dios viene y que debemos estar más que seguros que eso sucederá cuando quiera el Creador. Pero la misma espera ya es dichosa.


JESÚS, esperamos que vengas, que vuelvas, cuando sea la voluntad de Dios. Ayúdanos a no olvidar que siempre estamos esperando y que nuestra preparación no ha de decaer.





Eleuterio Fernández Guzmán


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