1 de mayo de 2012

Jesús es el Cristo



Martes IV de Pascua

Santoral 1 de Mayo: San José, obrero

Jn 10, 22-30

“Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ‘¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente’. Jesús les respondió: ‘Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno’".


COMENTARIO

Los que conocían a Jesús y habían visto lo que decía y hacía tenían mucho interés en saber si era, en realidad, el Cristo, el Enviado de Dios que tantos siglos llevaba esperando el pueblo elegido por el Creador. No se habían, al parecer, dado cuenta de casi nada.

Jesús afirma que muchas veces lo ha dicho. Con hechos demostraba que era, en efecto, el Mesías. Además lo que hacía lo hacía en nombre de Dios y eso debería ser más que suficiente para ellos que eran ovejas de un rebaño que no querían conocer a su Buen Pastor.

Jesucristo lo dice con toda claridad: aquellas ovejas le han sido entregadas por su Padre, Dios mismo. Es más, Jesús da vida eterna a las mismas, a nosotros, y nunca pereceremos porque tal es la voluntad de Dios.


JESÚS, para alcanzar la vida eterna y no caer en la condenación, también, eterna, tenemos que seguirte con todas las consecuencias. Si somos ovejas de tu redil no podemos dejar de reconocer tu voz. Y si no queremos serlo, nada bueno nos está preparado.




Eleuterio Fernández Guzmán


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