Miércoles III de Adviento
Lc 7,19-23
“En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a decir al Señor: ‘¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?’. Llegando donde Él aquellos hombres, dijeron: ‘Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ‘¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?’’.
En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. Y les respondió: ‘Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!’.
COMENTARIO
Muchos querían saber si Jesús era, en verdad, el Mesías que tanto había esperado el pueblo de Israel. Siendo discípulos de Juan el Bautista sabían que, como él mismo decía, tenía que venir quien era mucho más importante que él. Por eso le preguntan.
Jesús ha había hecho demostración de Quien era de qué había venido a traer al mundo. Sin embargo, querían escuchar de su propia voz que era el Mesías.
Se remite Cristo a las pruebas de lo que había hecho: había curado a ciegos, hecho andar a paralíticos y curado a leprosos además de hacer que sordos pudieran oír. Aquello que estaba escrito en las Sagradas Escrituras antiguas venían a decir que cuando esto pasara se podía estar seguro de que había venido el Enviado de Dios.
JESÚS, eres el Hijo de Dios y el Mesías. Aunque no todos querían saberlo sí había muchas personas que estaban interesadas en conocerte y en saber si eras quien todos estaban esperando. A nosotros también nos pasa que, a veces, no estamos seguros de que eres quien eres.
Eleuterio Fernández Guzmán
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