11 de noviembre de 2019

El poder de la fe


Lc 17, 1-6

“Dijo a sus discípulos: ‘Es imposible que no haya escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Andad, pues, con cuidado. ‘Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: `Me arrepiento', le perdonarás.’ Dijeron los apóstoles al Señor: ‘Auméntanos la fe.’ El Señor dijo: ‘Si tuvierais una fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: `Arráncate y plántate en el mar', y os habría obedecido.’”

COMENTARIO

El Hijo de Dios nos dice que debemos tener cuidado. Y nos lo dice porque sabe que es posible que pequemos y, lo que es peor, que hagamos que otros pequen. Por eso lo de la piedra del molino que parece y es, verdaderamente, terrible.

Nos dice que perdonemos a los que nos ofenden. Y lo hace para que estemos prevenidos ante las asechanzas del Maligno que puede querer que nosotros, en efecto, no perdonemos.

Y, al final, aquello que es más importante: debemos tener fe. Y la fe que debemos tener, a lo mejor, ni siquiera la tenemos porque nos dice Jesucristo que si fuera como un grano de mostaza, que es pequeño, haríamos mover de su sitio un árbol…


JESÚS,  gracias por ser diáfano en lo que debemos ser y hacer.

Eleuterio Fernández Guzmán

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