11 de septiembre de 2019

Bienaventurados los que comprenden a Cristo

Lc 6, 20-26

"20 Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: 'Bienaventurados los pobres, porque  vuestro es el Reino de Dios. 21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que  lloráis ahora, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. 23 Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas'. 24 'Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. 25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. 26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas."

COMENTARIO

En su lucha diaria y esfuerzo cotidiano de enseñar la Verdad, el Hijo de Dios ha de predicar, más de una vez, contra aquellos que creen ser algo cuando en realidad no son, a ojos del Todopoderoso, nada o casi nada. Hijos suyos sí pero poco más.

Cuando Jesucristo enseña lo que es dado en llamar las Bienaventuranzas (también recogidas en el Evangelio de San Mateo) lo hace para enseñar aquello que es elemental y que debe ser conocido y aprehendido por todo aquel que quiera ser discípulo suyo.

Hay, sin embargo, quien lleva una vida, mundanamente, muy acomodada. Y Cristo critica, no eso, que la lleve, sino que no se tenga en cuenta a quien necesita ayuda y auxilio. Y es que los hartos no son, casi nunca, buenos ejemplos para sus contemporáneos.


JESÚS, gracias por ponernos sobre la pista de cómo debemos ser.

Eleuterio Fernández Guzmán

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