3 de junio de 2019

Confiar, siempre, en Jesucristo


Jn 16, 29-33

“19 Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: ‘¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’ 20 ‘En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. 21 La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. 22 También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. 23 Aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.”


COMENTARIO

Seguramente, si hay algo muy importante en este texto del Evangelio de San Juan no es que Cristo dijera lo que iba a pasar sino que supiera lo que iba a pasar. Y es que, para aquellos que puedan sostener que Jesucristo no sabía quién era, bien pueden quedar en entredicho cuando, al unir lo que entonces dijo y lo que luego pasó… lo bien cierto es que sabía lo que había de suceder porque era, en efecto, el Mesías y el Hijo de Dios.

Aquellos que le escuchan, como podemos entender, debieron quedar consternados ante aquellas palabras. Y es que no es para menos que alguien diga que se irá, en el sentido de morir, pero que habría de volver pronto. Y eso, la circunstancia de volver es lo que debía alegrar a los que habían sido sus discípulos más allegados. Y a fuerza de lo que acabó pasando… estamos seguros que cabían en sí de gozo.

JESÚS,  gracias por cumplir con lo prometido.

Eleuterio Fernández Guzmán

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