7 de noviembre de 2015

Dios lo conoce todo de nosotros

 Sábado XXXI del tiempo ordinario

Lc 16,9-15
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: ‘Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero’.

Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Él. Y les dijo: ‘Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios’”.

COMENTARIO

Jesús dice mucho con aquello que, aparentemente, no quiere decir mucho. Pero hay quienes sí le entienden. Son los que, precisamente, más necesitan entender lo que dice el Hijo de Dios. Lo que pasa es que no les gusta nada lo que entienden.

Dice Jesús que hay que ser justo en lo poco. Lo que quiere decir es que no es fiable quien en lo pequeño no hace lo bueno. Entonces, si tal es su comportamiento no se espera que en lo importante sea bueno ni fiable.

Pero dice Jesús algo muy importante: no se puede servir a Dios y a dinero o, lo que es lo mismo, a Dios hay que darle lo que es suyo y al mundo… lo que sea suyo. Pero, sobre todo, debemos tener en cuenta que es Dios es que más importa.


JESÚS, ayúdanos a ser fieles a Dios Padre.



Eleuterio Fernández Guzmán

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