18 de septiembre de 2015

Seguir a Cristo


Viernes XXIV del tiempo ordinario

Lc 8,1-3

En aquel tiempo, Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes”.


COMENTARIO

Jesús iba anunciando


El Hijo de Dios debía cumplir una misión. Se la había encomendado Dios, su Padre y el nuestro, que consistía, en general, en procurar la salvación para la humanidad. Por eso recorría los caminos de su mundo.

Aquellos que había escogido para que fuesen sus discípulos más allegados a los que enseñar lo que ellos, luego, debían transmitir, le seguían. Lo habían dejado todo por aquel Maestro que había cambiado su corazón.

Las mujeres

Junto a los apóstoles, muchas mujeres lo seguían. A alguna de ellas le había sacado muchos demonios que la dominaban; otras tenían mucho que ver con el poder establecido entonces. Pero todas ellas también lo habían dejado todo para seguir al Maestro.


JESÚS, ayúdanos a seguir y a dejar lo que tengamos que dejar atrás.



Eleuterio Fernández Guzmán

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