27 de enero de 2015

Los que cumplen la voluntad de Dios


Martes III del tiempo ordinario

Mc 3,31-35

En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: ‘¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan’. Él les responde: ‘¿Quién es mi madre y mis hermanos?’. Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: ‘Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre’”.


COMENTARIO

No era extraño que María fuera a buscar a Jesús. A lo mejor quería que descansara un poco de su ministerio porque sabía que lo hacía con la voluntad de Dios apoyándolo. Por eso podemos decir que no tenía tiempo ni para comer.

Van a buscarlo. Entonces se produce una situación que no podemos extrañar que se la considere algo rara. Pudiera dar la impresión de que Jesús está despreciando a su Madre, a su Santa Madre. Pero, como es de imaginar, eso no puede ser así.

Jesús sabe que, incluso sobre el vínculo de sangre está otro superior que nos relaciona con Dios, nuestro Padre y Señor. Por eso conviene escuchar que nos dice que cumplir la voluntad de Dios nos hace, de verdad, hermanos suyos.


JESÚS, ayúdanos a cumplir la voluntad de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán


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