5 de julio de 2014

Odres nuevos, corazón nuevo





Sábado XIII del tiempo ordinario


Mt 9,14-17

En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: '¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?'. Jesús les dijo: 'Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan'”.


COMENTARIO


Muchos de los judíos contemporáneos de Jesús creían que cumplían la Ley de Dios. En realidad, lo que hacían era llevar a cabo un cumplimiento basado en las intepretaciones que habían hecho los hombres de tal Ley. Jesús sabía, sin embargo, que eso no era correcto.

Jesús profetiza su muerte. Entonces se deberá ayunar y tener en cuenta, muy en cuenta, lo dicho por el Maestro. Pero, hasta entonces, deben gozar con su presencia y aprovecharse, espiritualmente, de la misma.

Jesús sabe que para aceptar la Ley de Dios, la de verdad, se ha cambiar el corazón. Por eso pone el ejemplo del vino nuevo, Ley nueva, misma Ley sin equivocación, que no puede ser puesto en odre viejo, en corazón antiguo y viejo. Pide, por esomismo, conversión a la Palabra y Ley de Dios.



JESÚS, nos pides, les pides a los que entonces vivían en tu tiempo terreno, que cambiemos el corazón para recibir la Palabra de Dios en tierra apta para la siembra. Ayúdanos a recibirla de forma que nos llene el corazón de su esperanza.




Eleuterio Fernández Guzmánm

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