11 de febrero de 2014

La confianza de María




 Jn 2, 1-12

“Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: ‘No tienen vino.’ Jesús le responde: ‘¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.’ Dice su madre a los sirvientes: = ‘Haced lo que él os diga.’ =
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: ‘Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. ‘Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.’ Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían  sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: ‘Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.’ Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.”
       
COMENTARIO

Parece que Jesús tenía que empezar pronto con su vida pública. Por eso, cuando en aquella boda estaba invitado junto a su Madre y a sus primeros discípulos, faltó el vino, María, siempre preocupada por el bien de sus hijos, no tuvo más remedio que pedirle que hiciera algo.

María confiaba totalmente en Jesús porque sabía que no era un hombre más de los que allí estaban. Por eso les dice a quienes tienen que hacer lo que Él diga que, en efecto, lo hagan. Y ellos obedecen.

Jesús convierte el agua en vino. Es la primera acción extraordinaria, o milagrosa, de las muchas que luego iría haciendo por los caminos por los que caminó. Seguramente los que sabían lo que había hecho (precisamente los sirvientes, los más pobres) nunca olvidaron aquello y serían de los primeros seguidores que se le unirían a lo largo del tiempo.



JESÚS, creías que aún no había llegado el tiempo de mostrar que eras el Hijo de Dios pero tu madre confiaba en Ti. Ayúdanos a tener la confianza que tenía la Virgen María.





Eleuterio Fernández Guzmán


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