7 de febrero de 2013

Enviados de Cristo



Mc 6, 7-13

“En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: ‘Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas’. Y les dijo: ‘Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos’. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban."


COMENTARIO

Sabía Jesús que el mensaje que traía al mundo y la razón por la que había sido enviado por Dios tenía que cumplirla. Envía a los apóstoles a evangelizar y los envía con su poder. Por eso pueden expulsar demonios y llevar a cabo hechos extraordinarios.

Jesús no sólo los envía sino que, además, les da instrucciones que son útiles para entender acerca de la humildad que tenemos que llevar en nuestro corazón. Por eso no han de llevar demasiados bienes con ellos y ni pedir tener mucho.

Predican, así, los apóstoles, la salvación eterna que les había traído su Maestro. Y allí donde son acogidos enseñan lo que Jesús les había enseñado; allí donde no son aceptados, ni siquiera se quedan. Y esto porque a Dios somos libres de tenerlo como Padre, aunque siempre lo sea, o no aceptar tal realidad.



JESÚS, envías a tus apóstoles para que prediquen la Verdad. Y cumplen, a la perfección, con su misión. El ejemplo de ellos tendríamos que seguirlo siempre.




Eleuterio Fernández Guzmán


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