2 de octubre de 2012

Dios quiere misericordia





Martes XXVI del tiempo ordinario

Lc 9, 51-56

“Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo."


COMENTARIO

Comportarse dejándose llevar por el odio y por la ira no es una forma muy adecuada si nos atenemos a la voluntad de Dios pues, siendo todo Él Misericordia no puede gustar que su semejanza actúa de otra forma y, menos aún, de una que sea tan contraria a lo que quiere.

Aquellos hombres, aún siendo apóstoles de Cristo, eran mundanos y tenían del mundo una imagen que distaba mucho de la que Dios quería para ellos. Por eso actúan de una forma tan airada y quieren lo peor para los que no quieren recibir al Maestro.

Jesús, sin embargo, sabe que eso no es lo que quiere Dios pues Él mismo es el Creador hecho hombre y tiene, claro, entrañas de misericordia. No puede querer el mal para nadie y, menos aún, para aquellos que aún no lo aceptan. Era mejor ir a otro lado donde fueran mejor recibidos.


JESÚS, es común en tu pensamiento que quieras lo mejor para todos y común, por desgracia, en el nuestro, que hagamos lo contrario.




Eleuterio Fernández Guzmán


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