21 de junio de 2012

Padre Nuestro




Jueves, 21 de junio de 2012

Mt 6,7-15

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

‘Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas’”.



COMENTARIO

Cuando nos dirigimos a Dios mediante la oración no debemos hacerlo haciendo como si el Creador no conociera hasta nuestros más íntimos pensamientos. Él ve en lo secreto de nuestro corazón y no deberíamos olvidarlo nunca.

Jesús les enseña la oración más maravillosa que haya podido aprender un hijo de Dios. No es grandilocuente ni utiliza unas palabras alambicadas o complicadas. Al contrario, es sencilla porque sencillamente nos debemos dirigir a nuestro Padre.

El Mesías dice algo que es muy importante: hay que perdonar las ofensas. No se trata de un perdón falso como de un cumplo y miento no pensado. Al contrario es la verdad. Perdonar a quien nos ofende es hacer lo que Dios hace con nosotros.


JESÚS, cuando enseñas a tus discípulos a dirigirse al Padre diciéndole, precisamente, “Padre Nuestro”, les estás enseñando que es Padre pero, además, que es de todos, que es “Nuestro”. Por eso deberíamos tener siempre presente tales realidades espirituales.




Eleuterio Fernández Guzmán


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