20 de junio de 2012

La ley que no es Ley





Mt 6, 1-6. 16-18

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

‘Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

‘Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará’.




COMENTARIO

La hipocresía o, lo que es lo mismo, aparentar lo que no se es, no era muy del gusto de Jesús. Siendo Dios mismo hecho hombre y, por tanto, Quien todo lo ve en nuestro corazón, sabía a la perfección que de nada valía, salvo para los hombres, actuar así.

Hay muchas formas de hipocresía, digamos, espiritual: hacer como que es muy importante lo que damos a los demás cuando, sin embargo, no lo hacemos de corazón; orar para que se ve que no hacemos y no desde nuestro corazón y, también, ayunar y que se sepa que se hace cuando sólo Dios debe saberlo.

Bien lo dice Jesús: Dios ve en lo secreto y, por lo tanto no es que sea difícil engañarlo sino que es, simplemente, imposible. Por eso mismo deberíamos medir más lo que hacemos pues si bien sabemos que Dios es bueno no deberíamos olvidar que es justo.



JESÚS, la justicia de Dios se ha ver aplicada en nosotros en según qué comportamientos. No es bueno pretender engañar al Creador porque, con ello, sólo nosotros nos engañamos.




Eleuterio Fernández Guzmán


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