16 de febrero de 2012

Cristo es el que es






Jueves VI del tiempo ordinario





Mc 8, 27-33





“En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: ‘¿Quién dicen los hombres que soy yo?’. Ellos le dijeron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas’. Y Él les preguntaba: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’. Pedro le contesta: ‘Tú eres el Cristo’.





Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres’.







COMENTARIO





Jesús quería conocer qué pensaban las personas sobre la suya. Quería, por eso mismo, saber si habían entendido que era quien era y si podían asimilar que había llegado el Mesías pero no el guerrero que muchos creían sino el que traía la paz.





Dudaban las personas acerca de Jesús. No sabían quién era en cuanto persona. Sin embargo Pedro no duda y, llevado por el Espíritu, dice, con exactitud, quién es Jesús: el Cristo, el Enviado de Dios. Pero no aceptaba la verdad ni lo que tenía que suceder y que estaba escrito que sucediera.





Jesús reprende a Pedro. Sabe que ha sido llevado por Satanás para decir lo que dice. Quiere reprender a Jesús por haber dicho lo que iba a suceder en un tiempo. No acepta la verdad porque no le conviene. Tiene pensamientos que no son de Dios sino, tales, del Maligno.









JESÚS, ni siquiera tus discípulos más cercanos acababan de comprender que eras el Hijo de Dios y que habías venido para hacer cumplir la Ley de Dios. No podían aceptar el destino al que te debías someter y, como nosotros, lo negaban como fuera.











Eleuterio Fernández Guzmán







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