16 de noviembre de 2011

Votar como corresponde a un católico







El próximo domingo, 20 de noviembre, los españoles estamos llamados, como suele decirse, a las urnas. Teniendo en cuenta que pocas veces más vamos a poder decir lo que pensamos en ningún tipo de materia o de idea, lo mejor es acudir y votar.

Ante esto, bien podemos decir lo siguiente. Dos aspectos son importantes y, por tanto, a tener en cuenta:


Relativismo

En la fe no se puede manifestar un ahora sí y un ahora no según nos convenga. 

En la defensa, por ejemplo, de la vida del nasciturus sobre el que recae la espada de Damocles del aborto no podemos transigir de ninguna de las maneras ni estar de acuerdo con posturas oportunistas.
Y esto porque:

La fe no es relativa. Se tiene o no se tiene. Pero si se tiene, se tiene.

Por ejemplo el aborto no es relativo. Se defiende la vida, desde la concepción o no se defiende. 

La dignidad de la persona no es relativa pues ha de considerarse intacta desde el mismo momento de la concepción. 


El voto útil que es inútil

Lo útil no es votar a qui
en se sabe que puede ganar para sentirse bien con uno mismo y para poder luego “han ganado los míos” como si eso fuera, aquí y en este caso, lo fundamental.
Lo útil es votar en conciencia, sabiendo lo que se hace y las razones de hacer tal cosa.

Importa poco el resultado final… la conciencia es lo que cuenta para un católico. Otra cosa es ser un sepulcro blanqueado.

Es inútil votar a quien no se ha definido de forma radicalmente contraria al aborto sino, más bien, disimulando. Actitud tibia cuando no descaradamente a favor con disimulo.

Es inútil votar a quien, en las Comunidades Autónomas que gobierna autorizó el uso de la píldora postcoital, exactamente abortiva.

Es inútil votar a quien no se manifiesta, con claridad, en defensa de la vida desde la fecundación hasta la muerte natural. 

Por supuesto, lo mismo y aumentado en referencia a los partidos de izquierda, verdaderos representantes del Maligno en estos temas y en otros. Pero, sobre todo, en los referidos a la vida del ser humano en todos sus aspectos.

Al fin y al cabo, como ha dejado escrito Benedicto XVI en su “Jesús de Nazaret” (ed. Planeta, pág. 64) “El reino de Cristo es distinto de los reinos de la tierra y de su esplendor, que Satanás le muestra” y es que muchos, creyendo que Dios mira para otro lado van de la mano de Satán haciendo ver lo contrario de lo que son.

Eleuterio Fernández Guzmán

Publicado en Acción Digital

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