23 de octubre de 2011

DOMUND 2011








  
Las Obras Misionales Pontificias han escogido, para este año 2011, un lema que explica muy bien el sentido de lo que significa el Domingo que se tiene como Mundial a efectos de transmisión de la fe. Y ha sido “Así os envío yo”. Lo han tomado de un texto del Evangelio de San Juan (en concreto se refiere al versículo 21 de su capítulo 20) y se enmarca en el momento en el que Jesús se presenta ante los discípulos después de su Resurrección y, dándoles la paz, hace lo mismo que el Padre hizo con Él y que no fue otra cosa que enviarle al mundo a transmitir la Palabra de Dios y hacer cumplir la Ley del Creador.

Y eso es lo que hace Jesús, siempre, con cada uno de nosotros y, en especial, en un día como es el que se celebra un acontecimiento tan importante como es el del envío al mundo de los discípulos de Cristo. Domingo Mundial porque Cristo es universal y porque el Domingo es el día del Señor donde recordamos lo que hizo por nosotros y por toda la humanidad.

Es bien cierto que, actualmente, hay una necesidad de redención que la humanidad reclama o que, al menos, espera aunque, por algún tipo de sentido políticamente correcto, no quiera reconocer tal hecho.

Entonces, ¿Hay esperanza para el futuro o, mejor, hay un futuro para la humanidad? es algo que podemos preguntar y, quizá, responder ante el momento en el que se encuentra el mundo que debería estar anhelante de conocer a Dios.

Es, entonces, ante la situación por la que el mundo pasa cuando la Palabra de Dios, la Evangelización, cobra la importancia que, en realidad, tiene. Por eso, san Pablo entendió que la misión de “anunciar la promesa de la vida en Cristo Jesús“(2Tm 1,1) era lo que, para él mismo, entendía que debía hacer (”!Ay de mí si no predicara el Evangelio¡” (1Cor 9,16) dejó escrito el apóstol de Tarso) y, ahora, es lo que nos toca a cada uno de nosotros llevar a cabo porque la propagación de la fe no es cosa de personas especiales, aunque también, sino de cada cual que se siente hijo de Dios y no puede comprender que haya personas que no conozcan al Padre y a su Hijo Jesucristo.

 “Duc in altum”, entonces, podemos decir, rememos mar adentro para llevar a todos la Palabra de Dios. Y para eso se nos recuerda, en el Domingo Mundial de Propagación de la Fe desde que en 1926 Pío XI estableciera el penúltimo domingo de octubre como momento especial y conveniente de celebración de un “Domingo Mundial de las Misiones” porque misioneros son todos aquellos que dedican su vida a la misión y misioneros somos, también, cada uno de nosotros si cumplimos la que Dios nos ofreció cumplir.

Por eso, el Santo Padre, en el Mensaje para el DOMUND de 2011 ha dejado escrito que “La misión universal implica a todos, todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido; es un don que se debe compartir, una buena noticia que es preciso comunicar. Y este don-compromiso está confiado no sólo a algunos, sino a todos los bautizados, los cuales son «linaje elegido, nación santa, pueblo adquirido por Dios» (1 P 2, 9), para que proclame sus grandes maravillas.

No olvidemos, entonces, con facilidad, qué es lo que nos corresponde hacer porque no sólo en lejanas tierras necesitan conocer a Dios y a su Hijo Jesucristo sino que, entre nosotros, muchos han olvidado al Creador y no quieren saber nada ni de Él ni de su Enviado y Ungido Mesías.

Así os envío yo”. Eso lo dijo Jesucristo. Ahora debemos recibir la misión y llevarla a cabo. Seguro que cualquiera sabe dónde realizar tal labor. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Publicado en Acción Digital

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