26 de agosto de 2011

Estar preparados para el Reino de Dios

Viernes XXI del tiempo ordinario

Mt 25,1-13

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: ‘El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora’”.




COMENTARIO

Es muy clara la intención de Jesucristo de darnos a entender que el Reino de Dios se alcanza, sin duda por voluntad de Dios y por su infinita Misericordia, pero también, o al menos se llega de una forma o de otra, según hagamos en este mundo.

Estar preparados para cuando el Señor venga es algo sobre lo que insiste en varias ocasiones el Mesías. Lo hacer porque sabe, a la perfección, que es fundamental que cuando El Señor venga o nos llame no podemos haber hecho como si no nos concerniera nada. Al contrario, es de vital importancia saber y reconocer que es importante para nosotros.

No sabemos ni el día ni la hora. Jesús nos pone sobre aviso de la verdad: en cualquiera momento viene el Señor y, por eso mismo, en todo momento tenemos que estar preparados: oración, expiación, dolor de los pecados, ayuda al prójimo… en fin, ser caritativos.



JESÚS, quieres que estemos en el definitivo Reino de Dios de la forma mejor posible. No pides hacer ni no hacer sino que cada cual haga lo que le corresponda, según sus propias características y su propia vida para alcanzar el fin más deseado: alcanzar las praderas del Reino del Creador habiendo sabido cumplir su voluntad.





Eleuterio Fernández Guzmán

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