18 de mayo de 2011

Creer en Dios

Jn 12,44-50



“En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: ‘El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí".


COMENTARIO


Jesús no vino para demostrar el poder de Dios sin ningún sentido más. Muy al contrario, tenía una misión que le encomendó su Padre y que era que nadie permaneciera en las tinieblas.


El Hijo de Dios proponía, ofrecía la Palabra de Dios para que fuese aceptada como la Verdad. Sin embargo, no obligaba, ni obliga, a que nadie la siga si tal no es el querer de su corazón. Da libertad para que se acepte… o no.


La finalidad principal de Cristo es mostrar la vida eterna para que sea amada y querida por los hijos de Dios. Que se acepte que es Dios hecho hombre y que se crea en su ministerio y en lo que tuvo que venir a hacer por el comportamiento de los hijos de Dios.



JESÚS, quien cree en ti cree en Dios que te envió. Tú tienes palabras de Vida eterna y tal vida es la que deberíamos querer alcanzar tus hermanos en la fe. Sin embargo, a veces, no queremos hacer esfuerzo alguno como, por ejemplo, amar y perdonar. Sólo gozamos sabiendo lo que nos espera pero poco hacemos al respecto.





Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario