12 de marzo de 2024

Y cumplió con su misión

Jn 5, 1-16


"Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.

Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo «Betsata», que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos.

Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó:

'¿Quieres sanarte?'

Él respondió: 'Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes'.

Jesús le dijo: 'Levántate, toma tu camilla y camina'.

En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.

Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser sanado: 'Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla'.

Él les respondió: 'El que me sanó me dijo: 'Toma tu camilla y camina' . Ellos le preguntaron: '¿Quién es ese hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y camina’?'
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.

Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: 'Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía'.

El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.

Él les respondió: 'Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo'. Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre."

COMENTARIO

Este caso de aquel hombre que, enfermo, no encontraba forma de curarse, muestra muy bien que al Hijo de Dios no le importaba para nada lo que pudieran decir los que consideraban más importante respetar una ley que tener misericordia con una persona.

Jesucristo desapareció del sitio porque sabía muy bien que siempre habrían quien quisiera afearle aquella conducta de decirle a alguien que, en sábado, tomases su camilla y se la llevase pues creían que eso no se podía hacer, precisamente, en aquel día de la semana. 

El caso es que aquellos que no le querían para nada porque les ponía sobre la mesa la Verdad, no podían consentir que hiciera lo que hiciera ni que dijera lo que decía buscaban ocasión para matarlo. Y es cierto que lo consiguieron. 


JESÚS, gracias por cumplir con tu misión pesase a quien pesase.

Eleuterio Fernández Guzmán

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