19 de septiembre de 2023

La exacta misericordia de Dios


Lc 7, 11-17

"Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: 'No llores'. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: 'Joven, yo te lo ordeno, levántate'. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: 'Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo'. El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina."

COMENTARIO

No es nada extraño que lo último que recoge el evangelio de San Lucas sea la reacción lógica de quien ha visto lo que ha hecho el Hijo de Dios mostrando el exacto poder del Todopoderoso.

Sabía muy bien Jesucristo que aquella viuda que, ahora, se quedaba sin el hijo que podía ayudarla en su vida, lo iba a pasar mal. Por eso obra el milagro de traerlo de nuevo al mundo.

La misericordia que muestra con esto Cristo es la que tiene Dios con sus hijos que sufren porque había enviado al mundo a su Hijo para que el mundo se salvase. Y eso era, exactamente, lo que estaba haciendo. 


JESÚS, gracias por ser tan miseircordioso.  


Eleuterio Fernández Guzmán

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