16 de julio de 2019

Hermanos en Cristo


Mt 12, 46-50

“Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: ‘¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.’ Pero él respondió al que se lo decía: ‘¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?’ Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ‘Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.’”

COMENTARIO

Con Jesús había mucha gente. Nos dice este texto del evangelio de San Mateo que había allí una muchedumbre. Y cómo sería la cosa para que la Virgen María ni siquiera pudiera acercarse a su hijo amado para hablar con Él.

Muchos de los que escuchan a Jesús tienen, de su fe, una concepción en exceso equivocada. Por eso, cuando allí se presentan María con otros miembros de su familia, no se dan cuenta de que Jesús tiene un concepto muy distinto de las cosas que pasan en su vida y eso va a darles una lección que era de esperar tardaran mucho en olvidar.

Para Jesús hay algo que es muy importante. Y no es que quiera hacer de menos a su Madre y a sus parientes (eso es, conociendo al hijo de María, impensable e imposible) sino que sabe que quien actúa según la voluntad de Dios transmitirá su Palabra con gozo y, lo que es más importante, la pondrá en práctica. Y eso es lo que su Madre hizo desde el mismo momento de la Encarnación.


JESÚS, ayúdanos a ser verdaderos hermanos tuyos.

Eleuterio Fernández Guzmán


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