13 de abril de 2019

El rincón del hermano Rafael – “Saber esperar”- Mirar a Cristo


“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”
Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.
Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.
Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.
             
Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

“Saber Esperar” – Mirar a Cristo

“¡Oh!...¡Egoísmo humano!… lloras por una manzana,  te acongojas por los dichos de un hermano, te turbas con el recuerdo de un día de sol en el mundo…, y sufres por lo que es aire y vanidad. ¡Oh!, ¡miseria del hombre! ¡Qué poco miras a Cristo crucificado! ¡Qué poco sufres y lloras por Él!” (Punto 295)

Es bien cierto que los seres humanos tenemos necesidades que, por lógica, no podemos soslayar, olvidar o tener por no importantes para nosotros. Y sí, es también cierto que otras tantas veces nosotros nos creamos las necesidades que, por tanto, no son tan importantes.
En materia de fe católica las cosas, como podemos imaginar, no tienen el mismo cariz.
El hermano Rafael sabe que lo que importa es algo más que las simples necesidades humanas.
Nos dice nuestro hermano en la fe que somos muy egoístas las personas. Y es que solemos mirar demasiado lo que necesitamos, demasiado nuestros gustos, demasiados, pues, nuestros egoísmos. Y eso no puede hacer ningún bien a nuestra alma y, menos, aún, a la ansiada vida eterna que anhelamos y queremos.
Ciertamente, muchas veces (si lo miramos bien y de cerca) nos preocupamos por cosas que son poco importantes: primero, en sí mismas y, luego, con relación a nuestra vida, digamos, general. Y es que nos cegamos con cosas de escasa valía al fin y al cabo.
Muy bien pone el punto en la llaga San Rafael Arnáiz Barón. Y es que apunta a lo miserables que podemos llegar a ser y, también, a lo vanidosos que solemos ser. Y ¿es poco cierto eso?
Ciertamente, nuestro hermano Rafael, que conoce muy bien la naturaleza humana porque conoce la suya, está al cabo de la calle de lo que podemos llegar a ser y a hacer. Y eso nos viene la mar de bien a los demás porque podemos, así, conocernos mejor.
De todas formas, es cierto y verdad que somos, como se nos dice, más que miserables. Y lo somos porque, al parecer, no nos importa lo único que debería importarnos y que es, nada más y nada menos, que Aquel que quiso entregarse por sus amigos, nosotros, y, por eso, lo crucificaron.
Lo que nos dice San Rafael Arnáiz Barón es muy grave. Y lo es porque está dicho con razón y con sabiduría.
Miramos poco a Cristo crucificado. Y con eso nos está diciendo no que no lo miremos nunca sino que, simplemente, lo miramos poco.
Cuando hacemos no nos puede pasar nada bueno. Y no nos puede pasar nada bueno porque si lo miramos poco, poco nos vamos a dar cuenta de lo que suponen los clavos o la sangre, su Sangre. Y eso no es más que la situación real en la que nos encontramos la mayoría de los hijos de Dios que somos hermanos del mismo.
Y hay otra cosa que puede ser más que cierta: lloramos poco por Jesucristo. Es más, tampoco sufrimos mucho por él.
Cuando se nos tiene que decir que lloramos poco y que sufrimos poco por Aquel que dio la vida por nosotros es cierto y verdad que se nos pone en mal lugar. Y es que es mala cosa que no tengamos, de verdad, en nuestro corazón, a nuestro hermano Jesucristo.
Pero lo malo, lo peor de todo es que es cierto. Así de simple.

Eleuterio Fernández Guzmán 

No hay comentarios:

Publicar un comentario