18 de febrero de 2019

Las innecesarias señales




Mc 8, 11-13

“11 Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. 12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: ‘¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal’. 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.”

COMENTARIO

Es bien cierto que el pueblo elegido por Dios, aquel pueblo judío de su tiempo, estaba ávido de señales. Es decir, al parecer no creían nada que alguien pudiera decir si no iba acompañado de alguna señal que demostrase que lo que decía era verdad. Y eso es lo que pasa con aquellos que, no queriendo para nada al Hijo de Dios, le pedían (quizá exigían) que hiciese algo, que, en fin, diera alguna señal de que lo que decía era cierto y que podía demostrar que era el Hijo de Dios. Pero Jesucristo, que los conocía más que bien, no estaba dispuesto a hacer nada más porque había hablado, y hablaba, de forma que por su boca salía la Palabra de Dios. ¿Qué más necesitaban?


JESÚS, gracias por decir las cosas como se tienen que decir.

Eleuterio Fernández Guzmán

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