2 de febrero de 2018

Y Cristo fue presentado


Lc 2, 22-35.39-40

“22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, consagrado al Señor = 24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. 26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. 27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, 28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29 ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; 30 porque han visto mis ojos tu salvación, 31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos, 32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.’ 33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. 34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - 35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.’"

39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”

COMENTARIO

Cumpliendo con la ley establecida, María y José llevan a Jesús al Templo para ofrecérselo a Dios. Y, para recuperarlo para sí, ofrecen el sacrificio que los pobres podían ofrecer.

Simeón es un anciano que ha entregado a Dios su vida. Espera, porque lo sabe, que la salvación de Israel llegue al mundo. Por eso, cuando se da cuenta de que aquel niño es Quien iba a venir para salvación del hombre, se alegra y goza con aquel momento.

Nos dice el texto de San Lucas que aquel Niño, Dios hecho hombre, con sus padres, creció en sabiduría. Y no nos extraña nada que la gracia de Dios estuviera con Él porque era Dios hecho hombre.


JESÚS, gracias por haber saber cumplido tu misión desde bien temprana edad.

Eleuterio Fernández Guzmán


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