20 de julio de 2017

El yugo de Cristo

 Jueves XV del tiempo ordinario
Mt 11,28-30

En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.


COMENTARIO

En muy pocas palabras, el Hijo de Dios pone sobre la mesa lo más importante de su predicación y de su enseñanza. No tiene nada que ver con altas ideas teológicas o que pocos pudieran conocer y entender. No. Se trata de algo muy sencillo pero, es cierto no siempre seguido.

Cristo había venido al mundo a salvar a lo que necesitaba salvarse y a consolar a los desconsolados. Por eso nos habla de que en Él podemos encontrar descanso porque su corazón es el tierno corazón de Dios.

Hay, sin embargo, una carga: el yugo de Cristo. Lo debemos llevar como nos dice el Emmanuel. Sin embargo, no se trata de algo tan pesado que nos haga imposible caminar. No. Al contrario es la verdad: es, en cosa pesada, muy ligera y, además, suave. ¿Se puede pedir más?


JESÚS, ayúdanos a llevar tu yugo.

Eleuterio Fernández Guzmán

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