26 de abril de 2017

Creer es crucial

Miércoles II de Pascua

Jn 3,16-21

En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: ‘Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios’”.

COMENTARIO

Lo que dice este texto del Evangelio de San Juan no debería olvidarse nunca. Y es que se refiere a los que creen en Dios y a los que no creen en el Todopoderoso. Y no podemos decir que nada tenga que ver con la vida de los hijos del Creador.

Dios había enviado a Cristo al mundo con un fin esencial: procurar que el mundo se salvase de la perdición en la que estaba metido. No había venido a juzgar pero eso no quería decir que no se pudiese creer en el Enviado de Dios, en el Mesías so capa de no ser juzgados.

Jesucristo distingue muy bien a quien obra el mal. Es decir, quien eso hace no puede querer la Luz que ha venido a traer al mundo. Y, es más (para que nadie pudiese llevarse a engaño), dios todo lo sabe pues todo lo ve.

JESÚS, ayúdanos a estar siempre de tu parte.


Eleuterio Fernández Guzmán

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