1 de agosto de 2016

El poder del Todopoderoso


Lunes XVIII del tiempo ordinario
Mt 14,13-21

En aquel tiempo, cuando Jesús recibió la noticia de la muerte de Juan Bautista, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras Él viniendo a pie de las ciudades. Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. 

Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: ‘El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida’. Mas Jesús les dijo: ‘No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer’. Dícenle ellos: ‘No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces’. Él dijo: ‘Traédmelos acá’. 

Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.”

COMENTARIO

Podemos suponer el dolor que Jesús debió sentir cuando supo que su primo Juan, que lo había bautizado en el río Jordán había muerte de aquella forma tan injusta y terrible. Quiso retirarse a orar, pero muchos lo siguieron.

Jesús quiso probar a sus apóstoles. Quería ver hasta dónde eran capaces de llegar con su confianza en Dios. Fallaron en esto porque ellos pensaban como hombre y no como el Creador. No supieron cómo hacer frente a tanta boca necesitada de comida.

Pero Cristo era Dios hecho hombre. Sabía perfectamente cómo salir de aquella difícil situación. Y se dirige a su Padre Dios para que, mediante Él, auxilie a quien tanta necesitad habían de auxilio. Y es que Cristo sabe cómo dirigirse a Dios.

JESÚS, ayúdanos a confiar en su voluntad misericordiosa.

Eleuterio Fernández Guzmán


No hay comentarios:

Publicar un comentario