27 de junio de 2016

Seguir a Cristo supone mucho



Lunes XIII del tiempo ordinario
Mt 8,18-22
En aquel tiempo, viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: ‘Maestro, te seguiré adondequiera que vayas’. Dícele Jesús: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. Otro de los discípulos le dijo: ‘Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre’. Dícele Jesús: ‘Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos’”.

COMENTARIO

Seguir a Cristo, en aquellos momentos primeros de su predicación y ahora mismo, supone algo más que sostener que se es discípulo suyo porque hacer sólo es hacer, exactamente, nada. Y Jesús lo explica muy bien en este texto del evangelio de san Mateo.

Jesús, para empezar, pone todas las cartas sobre la mesa. Ha de saber todo aquel que quiera seguirlo que no va tener una vida fácil. Muchos serán perseguidos porque al Hijo de Dios hay muchos que no lo quieren. Y a ellos les va a pasar lo mismo. Depende, pues, de su voluntad.

El caso es que seguir a Jesús no es poco. Supone, antes que nada, olvidarse de que se ha tenido una vida anterior, un corazón viejo. Supone, por tanto, tener en cuenta que se ha venir a tener un corazón nuevo, de carne.


JESÚS, ayúdanos a serte fieles.



Eleuterio Fernández Guzmán

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